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Ser joven desde la periferia del mapa

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Autor:

Hannia Yohali Zenteno Cruz
Hannia Yohali Zenteno Cruz

Acerca de

Soy egresada de la licenciatura de Administración por la UNAM, integrante del Grupo Asesor Joven en GOYN México y participante en Latinoamérica por una Política Sensata de Drogas, en el comienzo de mi formación me interesé por el sector empresarial, en su impacto social y como integrar la perspectiva de género dentro de las organizaciones. En pandemia conocí la economía social y solidaria. En el INAES, me inscribí a talleres, videoconferencias y cursos. Mi enfoque cambió cuando le incorporaré a una ONG. Fue una experiencia increíble, no solo adquirí muchas habilidades que a diario desarrollaba, sino que tenía prestaciones superiores a la ley, una jornada que me permitía seguir aprendiendo y mi interés por la defensa de los derechos humanos aumentó. Aquí encontré no solo mi vocación como activista sino también los retos que aún existen para el acceso a un trabajo digno. Actualmente, soy gerente comercial de un servicio de catering corporativo, sigo estudiando los temas de mi interés y ahora sé que mi voz puede nombrar a aquellas personas que se les han invisibilizado históricamente.

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Soy egresada de la licenciatura de Administración por la UNAM, integrante del Grupo Asesor Joven en GOYN México y participante en Latinoamérica por una Política Sensata de Drogas, en el comienzo de mi formación me interesé por el sector empresarial, en su impacto social y como integrar la perspectiva de género dentro de las organizaciones. En pandemia conocí la economía social y solidaria. En el INAES, me inscribí a talleres, videoconferencias y cursos. Mi enfoque cambió cuando le incorporaré a una ONG. Fue una experiencia increíble, no solo adquirí muchas habilidades que a diario desarrollaba, sino que tenía prestaciones superiores a la ley, una jornada que me permitía seguir aprendiendo y mi interés por la defensa de los derechos humanos aumentó. Aquí encontré no solo mi vocación como activista sino también los retos que aún existen para el acceso a un trabajo digno. Actualmente, soy gerente comercial de un servicio de catering corporativo, sigo estudiando los temas de mi interés y ahora sé que mi voz puede nombrar a aquellas personas que se les han invisibilizado históricamente.

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de JuventudES:

Por Por Hannia Yohali Zenteno Cruz 

Grupo Asesor de Jóvenes (GAJ) / GOYN-México

Tengo 25 años y he vivido siempre en Ecatepec de Morelos, Estado de México. Para muchxs, este municipio representa una mancha roja en el mapa: feminicidios, delincuencia, pobreza, abandono institucional. Para mí, representa también un hogar, un punto de partida, un territorio complejo que me ha formado.

De niña, mi universo era la calle donde crecí. Recuerdo que salía con mi bici y me encantaba inventar historias y convivir con lxs vecinxs. Mis padres trabajaban en un taller de llaves y aunque no teníamos lujos, había un esfuerzo inmenso por sacar adelante a la familia. A los ojos de otrxs: Ecatepec parecía solo violencia; pero yo visualizaba solidaridad, fiesta, cooperación. Esa infancia dual me enseñó que el territorio te marca tanto por sus heridas como por sus resistencias.

La violencia no es algo abstracto: la he sentido en el cuerpo y en mi caminar. Hay calles que no se transitan, horarios que se evitan, rutas que se modifican. La geografía del miedo también define quiénes somos. Para las juventudes de la periferia no basta con estudiar o “echarle ganas”, hay que vencer barreras estructurales todos los días.

Desde entonces, la distancia ha sido uno de los obstáculos más persistentes. Para estudiar, conseguir trabajo, acceder a actividades culturales o deportivas, muy pocos nos voltean a ver.

Desde que entré a la preparatoria tuve que trasladarme más de una hora y media. Mi ingreso a la universidad fue un logro personal y familiar, pero también implicó un enorme desgaste físico y emocional; me despertaba a las 4:00 am, mi papá me acompañaba al metro por seguridad, y ahí comenzaba la travesía: llegar a tiempo a Ciudad Universitaria, tomar clases, cruzar el campus, lidiar con profesores antipáticos y luego regresar con el transporte atascado.

En la universidad, por fin conocí y empaticé con personas que venían de contextos similares al mío, me cuestioné de por qué teníamos que viajar tanto tiempo para acceder a una licenciatura y aún así éramos bastante privilegiados, coincidí con estudiantes de otros estados, de orígenes más lejanos al mío y formé de mis primeras redes de apoyo.

Con la pandemia, todo se agudizó, sin equipo ni internet estable, tuve que pausar mis estudios. Busqué trabajo y me encontré con estafas (venta de perfumes) y empleos mal pagados. En casa éramos seis personas compartiendo dos cuartos. No había espacio para concentrarse o descansar. Sin embargo, en medio del caos encontré caminos inesperados. Empecé a involucrarme en organizaciones que hablaban de juventudes desde una mirada más amplia, colectivos que me brindaban un poco de esperanza ante tanto colapso. Tiempo después llegué a GOYN y al Grupo Asesor de Jóvenes (GAJ), donde por primera vez sentí que mi experiencia valía más que solo estadísticas.

Entrar al GAJ fue un parteaguas. Al principio dudé de si debía quedarme: ¿tendría tiempo?, ¿algo que aportar?, ¿mi voz sería escuchada?, encontré un espacio con otres jóvenes como yo, provenientes de distintos municipios del Estado de México. Empezamos a construir juntas desde nuestras experiencias, a reconocernos desde la rabia, el cansancio y el deseo de transformar. Ahí aprendí que la participación no se trata solo de hablar, sino de compartir saberes, de defender causas comunes, de incidir políticamente.

Durante este tiempo he formado parte de diagnósticos, propuestas, conversatorios, paneles y procesos que nunca imaginé. Desde el GAJ impulsamos la diversidad de juventudes.

A lo largo de este recorrido, también me he conectado con otras comunidades juveniles de América Latina a través de redes que impulsa GOYN. Ahí confirmé que las problemáticas no son individuales ni locales, sino estructurales y globales.

Hay patrones que se repiten: exclusión digital, desempleo juvenil, discriminación por código postal y falta de oportunidades…, pero también encontré una fuerza colectiva que se articula desde la empatía, la colaboración y la ternura. En esos encuentros he llorado, he reído, he cuestionado todo y me he reafirmado como una joven con derecho a ocupar todos los espacios.

Resistir en Ecatepec significa enfrentarnos al abandono institucional, a la precariedad laboral, a la inseguridad y al estigma social. A veces, hasta nos enfrentamos a nosotrxs mismxs, cuando sentimos que no estamos a la altura o que deberíamos conformarnos con lo que nos tocó. Pero construirte a través del cuidado mutuo, redes de confianza y herramientas que inventamos al margen del sistema, sí ayuda.

La resiliencia no es una elección romántica, es una respuesta a la adversidad. Y aunque no debe idealizarse, sí debe reconocerse. Sobrevivir, acompañar, compartir, sanar y luchar desde la periferia implica una sabiduría profunda que muchas veces no se valora. No queremos que nos aplaudan por aguantar tanto, queremos condiciones que no nos obliguen a vivir en estas condiciones. Queremos acceso real a oportunidades, transporte digno, salud mental garantizada, educación que no excluya, empleos que no discriminen.

Hoy, miro mi camino con orgullo, -no porque haya sido fácil-, sino porque lo he transitado acompañada; porque he tenido la fortuna de encontrar espacios como GOYN, personas como mis compañerxs del GAJ, experiencias que me han ayudado a nombrar lo que antes solo dolía. Sigo construyendo con la convicción de que la transformación comienza cuando quienes hemos sido silenciadxs tomamos la palabra.

Desde Ecatepec, desde el margen de los mapas, alzo la voz por mi territorio para decir que existimos, que importamos y que merecemos más. Queremos vidas dignas, lugares seguros y posibilidades reales para nosotrxs y para quienes vienen detrás.

 

Es plataforma digital libre y accesible que sirve como una herramienta de información y colaboración entre las juventudes y las instituciones para la empleabilidad en la CDMX

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