Por Karen Ávila Alcántara
Movimiento Jóvenes con Rumbo-Voces y Agentes
Por qué es importante hablar primero de las emociones. No te voy a hacer la típica pregunta de si te ha pasado, porque claro que lo has vivido como joven, el no saber qué rumbo tomar, o lo sabes desde pequeño, pero sabes que es poco probable lograrlo, o simplemente pensar que es un sueño absurdo. Bueno, te contaré mi experiencia y cómo, a mis 20 años, he logrado tantas cosas. Te prometo que valdrá la pena y te sentirás identificado conmigo.
A los 18 años, me convertí en líder de un grupo juvenil católico. No fue una mala experiencia, nunca tuve problemas y encontré gente que me ayudó y me trató como una familia dentro de ese lugar, pero no sabía que me estaba perdiendo todo un mundo. Con una profunda tristeza, decidí irme. No sabía lo que me esperaba y definitivamente caí en depresión. Fue una de esas veces en las que no sabes si tomaste la decisión correcta al dejar ese espacio que tanto amabas.
Los procesos de comenzar de nuevo son difíciles y yo me encontraba en ese punto en el que no tenía absolutamente ninguna idea de qué hacer, pero quería explorar el mundo. Fue entonces cuando uno de mis ángeles me salvó, y ese fue mi hermano. Un día, yo aún estaba en cama, sumida en la depresión, y él simplemente me dijo: “Báñate, arréglate y vámonos”.
Desde muy pequeña conocía el centro cultural José Martí, que ahora es mi lugar favorito sin duda alguna. Fuimos a una obra ese día y, al salir de la función, vi anuncios pegados de talleres gratuitos. Por curiosidad, volteé hacia la rama de teatro, ya que desde la secundaria me gustaba hacer obras. No sabía si era mi vocación, pero al final resultó ser una pasión para mí. Sigue leyendo, esto cobrará sentido.
Uno de los talleres llamó mucho mi atención: “Teatro para jóvenes”. Vi los requisitos y también vi que se tenía que asistir un domingo. Fui y asistí de nuevo otro domingo con mis papeles y llena de emociones, sobre todo porque estaría rodeada de chavos y yo necesitaba nuevas amistades, ya que venía de un ambiente juvenil. Aquí viene el momento gracioso ja-ja-ja-ja. Me atendió una secretaria y me preguntó a qué venía. Yo le comenté que quería inscribirme en “Teatro para jóvenes”. Ella me miró y me preguntó: “¿Cuántos años tienes?”. En esas fechas, que era agosto, ya tenía 19 años. Yo cumplo en el mes de julio, bueno, el chiste es que ella me dijo que no podía entrar a ese taller, ya que el límite de edad era de 16 años. Fue la primera persona que me rompió el corazón al decirme: “Tú ya no eres una adolescente,
Ya eres adulta. Y yo tipo ¡Ouch! ja-ja-ja-ja. Mi mamá me dice que estoy chiquita ja-ja-ja-ja-ja.
En fin, toda la emoción que llevaba en esos momentos se fue desvaneciendo y fue un enojo tan fuerte porque yo vivo en el Estado de México; literalmente me toma una hora llegar a la Ciudad de México. Resulta que ella me dice ‘no te preocupes, deja tus papeles y yo te inscribo a un taller. ¿Cuál es tu interés?’ Yo le comenté ‘teatro’, dejé mis documentos y pensé: ‘no me van a llamar’. Pero en la noche me escriben un correo y me dicen ‘felicidades, quedaste inscrita en teatro social’.
Lo primero que pensé fue: ‘¿Qué rayos es teatro social?’
La verdad no quería hacerlo, pero me aferré y hasta ahora llevo dos años en esa compañía, donde de verdad he reído, llorado, enojado, pero encontré mi pasión: la actuación, que es una rama tan humilde que hace que el público se enamore de tus personajes, los odie, los ame y al mismo tiempo llore contigo. Transmitir un mensaje a la comunidad es lo más bello que te puede pasar; transcribir vidas a través del teatro.
Fue un amor tan inesperado que dentro de ese lugar encontré personas y de ahí me incluyeron en otra compañía llamada LGBT. Conocí a una admirable persona que quiero muchísimo, y ella es mi querida Estefany Neon. Ella me incluyó en el proyecto de apología cultural, que básicamente es contar las historias de nuestra cultura mexicana, entrevistar a la señora de las quesadillas y dar a conocer al público por qué es tan importante nuestra cultura.
Todo esto es bello, claro que sí, pero había un problema: tenía que trabajar ja-ja-ja. Fue cuando mi mamá me comentó que había visto un cartel llamado ‘Jóvenes con Rumbo’ que hablaba acerca de capacitaciones para el empleo. Hablé, me citaron para la entrevista y en mediados de marzo de 2023 entré al programa ‘Jóvenes con Rumbo’.
Al principio no me convenció porque las capacitaciones no eran remuneradas y el programa era totalmente gratuito, lo que necesitaba en esos momentos era dinero. Pero mi familia, que hasta la fecha digo que es uno de mis mayores sustentos y agradecimientos, fue cuando me dijo: ‘ve, inténtalo’.
Sin duda, puedo decir que estoy totalmente agradecida con el programa, ya que me dio herramientas de empoderamiento, me capacitó para el empleo y me dio una capacitación totalmente gratuita en un CECATI de administración. No acepté la oferta de empleo formal por las mil actividades que realizo, pero me ayudaron a tener la habilidad de emprender mi negocio de juguetes.
Pasó el tiempo y nos invitaron a formar parte otra vez del programa ‘Jóvenes con Rumbo’, las generaciones se juntaron y se creó el movimiento de nuevo. Pero esta vez fue muy diferente, nos permitieron coordinar ideas o proyectos que fueran de nuestro gusto.
Hoy en día he tenido la oportunidad de coordinar junto con mi consejo el podcast llamado ‘Voces Rebeldes Teatro’ y diferentes actividades que tiene el movimiento. Y orgullosamente puedo decir que mi consejo me eligió para ser su presidenta.
Sin el movimiento, no hubiera tenido la oportunidad de conocer voces y agentes como el GAG GOYN.
Se me han abierto las puertas de una manera impresionante.
Es por eso por lo que comencé desde las emociones, desde ese miedo y ese atrevimiento de salir a explorar el mundo, llegué a lograr tantas cosas, conocer y disfrutar, que aún me faltan, pero que ahora estoy totalmente feliz con lo que hago.
Que no me conformé con quedarme en un lugar, sino que trato de dejar siempre huella donde voy.
“Más allá de la autopista, hay un mundo “.