Por Erika Martínez Macedo
Independent consultant and activist
El cuidado es una parte esencial de la vida. Desde preparar comida y acompañar a personas enfermas hasta apoyar emocionalmente a alguien, todas y todos hemos cuidado o hemos recibido cuidados desde nuestra infancia temprana. Sin el trabajo de cuidados la vida en nuestras sociedades humanas simplemente no sería posible. Sin embargo, este trabajo sigue sin ser reconocido, ni distribuido de manera justa,[1] y en este contexto el papel de las y los jóvenes rara vez ha sido considerado.[2]
Por ello, el Grupo Asesor de Jóvenes (GAJ), de la Plataforma Juventudes y la Red Global de Jóvenes Oportunidad de la Ciudad de México, en colaboración con Jóvenes Constructores de la Comunidad A.C. y Servicios a la Juventud A.C., llevó a cabo dos talleres, uno en Iztapalapa y otro en Ecatepec. La elección de los espacios responde a la necesidad de descentralizar e incluir la perspectiva de quienes enfrentan mayores desafíos en su vida cotidiana para movilizarse, recibir educación de calidad, tener un empleo digno y acceso a espacios verdes que les provean bienestar.
Estos encuentros tuvieron como principal objetivo realizar un sondeo sobre la situación actual de los cuidados desde la perspectiva de las y los jóvenes, abordando preguntas clave: ¿Cómo viven las y los jóvenes el trabajo de cuidados?, ¿De qué manera impacta en su desarrollo personal y profesional?, ¿Qué tanto conocen sobre este tema? A partir de este diagnóstico, la meta es generar propuestas con un enfoque de jóvenes oportunidad para fortalecer el Sistema Integral de Cuidados, asegurando que responda a sus necesidades y contribuya a la construcción de una sociedad más equitativa, mediante el diseño e implementación de políticas públicas en esta materia que incorporen la voz de las y los jóvenes.
Los talleres reunieron a 81 jóvenes de distintos contextos[3], quienes compartieron sus experiencias y reflexionaron sobre el impacto del cuidado en sus vidas. A partir de estos espacios de diálogo, se identificaron tres hallazgos clave a ser considerados en la construcción de un sistema de cuidados más equitativo e incluyente:
- La seguridad y los cuidados tienen un vínculo esencial: Uno de los hallazgos más relevantes fue la fuerte relación que las y los jóvenes establecen entre los cuidados y la seguridad. Para ellas y ellos, sentirse seguros es una condición indispensable para ejercer el autocuidado y garantizar el bienestar de quienes dependen de sus cuidados. Señalaron que la inseguridad en el espacio público, el acoso y la violencia en sus comunidades dificultan su derecho al cuidado y afectan su calidad de vida. Además, identificaron que la falta de espacios seguros incrementa la carga de cuidados dentro del hogar, ya que las familias deben asumir tareas adicionales de protección y vigilancia, especialmente en zonas con altos índices de violencia
- Salud mental, género y la necesidad de eliminar estigmas: Otro de los temas centrales que surgió en los talleres fue la relación entre la salud mental y los roles de género. Se destacó que los estereotipos de masculinidad tradicional han limitado la posibilidad de que los hombres jóvenes expresen sus emociones y busquen apoyo psicológico. Las y los participantes señalaron que la depresión y la ansiedad son problemas cada vez más frecuentes entre la población de jóvenes, pero persiste el estigma que asocia la salud mental con la debilidad, lo que dificulta la búsqueda de ayuda. Esto es particularmente grave entre los hombres[4], quienes suelen experimentar aislamiento, estrés y presiones para asumir roles de “proveedores” sin tener herramientas emocionales para gestionar estas exigencias. Frente a esta situación, se destacó la importancia de garantizar acceso a servicios de salud mental gratuitos y de calidad, así como generar espacios comunitarios de apoyo donde las y los jóvenes puedan hablar abiertamente sobre su bienestar emocional sin miedo a ser juzgadas
- Nuevas masculinidades y corresponsabilidad en los cuidados: En el taller realizado en Ecatepec, la reflexión sobre las masculinidades ocupó un lugar central. Muchos jóvenes expresaron la presión que sienten para cumplir con roles de género rígidos, como la obligación de proveer económicamente, lo que limita su participación en las tareas de cuidado y refuerza la carga desigual de trabajo dentro de las familias. Las y los participantes reconocieron que es fundamental fomentar nuevas formas de ser hombre, en las que puedan participar activamente en la crianza, el acompañamiento emocional y el trabajo doméstico y de cuidados sin que esto sea visto como algo ajeno a su identidad. Este cambio es clave para construir un sistema de cuidados más equitativo, en el que todas las personas puedan compartir responsabilidades sin que ser hombre o mujer sea un factor que determine quién cuida y quién no.
A partir de los hallazgos y reflexiones compartidas en los talleres, las y los jóvenes participantes desarrollaron propuestas concretas para fortalecer e implementar el Sistema Integral de Cuidados en la Zona Metropolitana del Valle de México.
Las propuestas abarcan diferentes dimensiones, desde la infraestructura y el acceso a educación hasta la movilidad, la seguridad y el derecho al medio ambiente sano. Entre las principales destacan:
- Infraestructura accesible: Construcción y mantenimiento de espacios de cuidado para personas mayores, niñas y niños, personas con discapacidad, así como el fortalecimiento de espacios públicos seguros y áreas verdes.
- Apoyos monetarios: Becas para las y los jóvenes que cuidan, independientemente de que estudien o tengan empleo formal; y subsidios para mujeres emprendedoras.
- Educación incluyente: Incorporación de temas de manejo emocional y promoción del derecho al cuidado, ya que muchas veces, es desconocido (no se hace consciente y no se percibe como trabajo), aunque se realice en la vida cotidiana. También una de las inquietudes es tener mayor flexibilidad en los horarios escolares para quienes cuidan.
- Salud mental: Creación de espacios accesibles para la atención psicológica, con énfasis en la prevención del suicidio y la promoción del bienestar comunitario.
- Seguridad: Iluminación adecuada en las calles, generación de entornos seguros y fortalecimiento de estrategias de prevención de la violencia.
- Trabajo digno y vinculación con la iniciativa privada: Promoción de esquemas laborales flexibles para jóvenes que cuidan, reconocimiento del trabajo de cuidados dentro del sector privado y fomento del empleo digno y bien remunerado.
Medio ambiente y bienestar animal: Garantizar el acceso equitativo al agua y la protección de los recursos naturales como parte fundamental del derecho al cuidado; así como identificación de la importancia del bienestar de los animales de compañía.
Las y los jóvenes plantearon y reafirmaron que el cuidado es un derecho y no un privilegio. Sus propuestas reflejan la urgencia de transformar la forma en que la sociedad entiende y distribuye los cuidados, asegurando que todas las personas tengan acceso a redes de apoyo, oportunidades educativas y empleos dignos sin que el trabajo de cuidados se convierta en una carga que perpetúe desigualdades. Así como la importancia de considerar el trabajo de cuidados como una elección, con opciones de profesionalización digna, y no como una carga o un factor que abona a las brechas de desigualdad.
Por último, construir un Sistema Integral de Cuidados con una visión intergeneracional y de justicia social es una tarea urgente. Incorporar la perspectiva de las y los jóvenes en este proceso es fundamental para garantizar que el futuro sea más equitativo, sostenible y con mejores condiciones de vida para todas y todos.
References
[1] De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo (ENUT, 2019), las mujeres en México dedican en promedio 39.7 horas semanales a trabajos no remunerados de cuidado, mientras que los hombres sólo destinan 15.2 horas. INEGI (2020), Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo (ENUT, 2019). Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Disponible en: https://www.inegi.org.mx/contenidos/programas/enut/2019/doc/enut_2019_presentacion_resultados.pdf Consultada en enero de 2025.
[2] Se calcula que en la Zona Metropolitana del Valle de México habitan 2 millones 351 mil jóvenes oportunidad en exclusión. Se trata de jóvenes entre 15 y 29 años que han vivido en brechas de desigualdad estructural. Por lo que se requiere visibilizar los factores que los colocan en desventaja, respecto a sus pares. Uno de estos factores es el trabajo de cuidados que realizan sin ser visibilizado
[3] En el caso de Iztapalapa, la participación fue mayormente de mujeres, algunas madres y cuidadoras (49 mujeres y 6 hombres, entre 15 y 29 años). Mientras que en el caso de Ecatepec la participación fue mayormente de hombres (15 hombres y 11 mujeres, en un rango de edad de 15 a 20 años).
[4] En México la tasa de suicidio es significativamente más alta en hombres que en mujeres, con un promedio de 11.4 suicidios por cada cien mil hombres, frente a 2.5 por cada cien mil mujeres. INEGI (2024), Estadísticas a propósito del Día Mundial para la Prevención del Suicidio. Disponible en: https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/aproposito/2024/EAP_Suicidio24.pdf Consultado en enero de 2025.