Por Alan Eduardo Palomo Villegas
(Senado de la República)
En años recientes, la Ciudad de México ha emprendido esfuerzos importantes por construir un Sistema Integral de Cuidados (SIC) que reconozca, redistribuya y dignifique el trabajo de cuidados. El apartado B del artículo 9 de la Constitución Política de la Ciudad de México:
“Toda persona tiene derecho al cuidado que sustente su vida y le otorgue los elementos materiales y simbólicos para vivir en sociedad a lo largo de toda su vida. Las autoridades establecerán un sistema de cuidados que preste servicios públicos universales, accesibles, pertinentes, suficientes y de calidad y desarrolle políticas públicas. El sistema atenderá de manera prioritaria a las personas en situación de dependencia por enfermedad, discapacidad, ciclo vital, especialmente la infancia y la vejez, y a quienes, de manera no remunerada, están a cargo de su cuidado”.
Sin embargo, en estos esfuerzos se ha dejado atrás a un sector clave de la sociedad: las juventudes, este grupo que durante mucho tiempo ha sido olvidado, relegado y minimizado, restándole importancia, y sobre todo no ha sido reconocido el papel importante que desempeña. Las y los jóvenes que transitan entre la escuela, el difícil ingreso al mundo laboral y las exigencias del entorno familiar, muchas veces cargando con responsabilidades de cuidado que no les corresponden ni les son reconocidas. ¿Qué lugar ocupan las juventudes en el diseño y funcionamiento del SIC? ¿Cómo incide su realidad laboral en este sistema? Son preguntas que debemos hacernos en este momento en el que la Ciudad de México ha incursionado en el Sistema Integral de Cuidados, en el que es necesario y vital que se escuchen las voces de este grupo, de las y los jóvenes.
Las veloces transformaciones globales en el ámbito económico, demográfico, social, tecnológico y productivo del siglo XXI han condicionado el campo laboral al que actualmente aspiran las y los jóvenes a nivel internacional y nacional.
En México, como en otros países de América Latina, las juventudes se enfrentan a mercados laborales sumamente cambiantes e inestables, además de afrontar contextos conceptuales y clasificatorios conforme a estereotipos, marginación, prejuicios y subestimación de sus capacidades emocionales, cognitivas y experimentales para desempeñarse dentro de un ambiente laboral.
Al primer trimestre de 2025, un total de 30.4 millones de personas tenían de 15 a 29 años, de las cuales 15.9 millones (52.3 %) eran económicamente activas y 14.5 millones (47.7 %) no realizaban alguna actividad económica. El total de la población no económicamente activa (PNEA) sumaba 41.8 millones, dentro de la cual se encontraban 14.5 millones de personas jóvenes (34.7 %).
La tasa de desocupación general de la población de 15 años y más se ubicó en 2.5 % de la PEA, mientras que entre las personas jóvenes fue de 4.8 por ciento. La tasa de informalidad laboral alcanzó 54.3 % de la población general, en tanto que para el grupo de 15 a 29 años fue de 58.8 por ciento.
Estos datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía con motivo del Día Internacional de la Juventud nos hablan de la difícil situación en la que se encuentran las juventudes en nuestro país, la vulnerabilidad laboral a la que se enfrentan, la discriminación laboral, la desigualdad y una brecha de género en la que las mujeres tienen aún menos oportunidades.
Las juventudes de la Ciudad de México se enfrentan a una realidad laboral que dista de ser ideal. Muchos de ellos se hallan en situaciones de inestabilidad laboral, lo que se traduce en ingresos fluctuantes y la ausencia de beneficios laborales esenciales. Además, las condiciones de trabajo suelen ser precarias, careciendo del acceso a necesidades básicas como servicios sanitarios adecuados o áreas de alimentación.
En ese sentido, el Sistema Integral de Cuidados puede ser una oportunidad laboral para las y los jóvenes que actualmente, debido al contexto social, se convierten en cuidadores secundarios o incluso principales, que se ven en la necesidad de cuidar a sus hermanas y/o hermanos menores mientras los padres trabajan, que acompañan a personas mayores o que se encargan de personas con discapacidad, sin tener la preparación adecuada, sin formación, sin apoyo emocional, lo que afecta de manera significativa su desarrollo educativo y laboral.
Es por ello por lo que sus voces deben ser escuchadas y deben ser incluidas como parte fundamental en el Sistema Integral de Cuidados, ya que este no puede construirse sin una visión intergeneracional. Las juventudes no son solo el futuro: son el presente activo del sistema de cuidados. Incorporar su perspectiva permite repensar los modelos tradicionales de cuidado centrados en la familia nuclear y la división sexual del trabajo.
Además, fortalecer la relación entre juventudes y cuidados permite construir una ciudadanía más crítica y comprometida. Un joven que entiende el valor del trabajo de cuidados es un joven más sensible a las desigualdades de género, a las necesidades sociales, a la corresponsabilidad. Desde ahí, es posible sembrar nuevas formas de convivencia más justas y solidarias.
Reconocer para transformar
Actualmente, en el Congreso de la Ciudad de México se encuentra una iniciativa para crear la Ley del Sistema Integral de Cuidados, con el objetivo de establecer el marco normativo y de operación para la creación, implementación y evaluación del Sistema Integral de Cuidados de la Ciudad de México, reconociendo el cuidado como un derecho humano universal y garantizando su provisión mediante servicios públicos accesibles, pertinentes, suficientes y de calidad, con perspectiva de género e interseccionalidad.
Sin embargo, esta iniciativa no le da el reconocimiento pleno de las juventudes como parte del sistema de cuidados, en su dimensión laboral, afectiva, económica y social, y aunque esta iniciativa es un avance hacia una Ciudad de México más igualitaria, inclusiva y cuidadora, no está contemplando a las juventudes ni las está incluyendo en el ecosistema laboral. El Sistema Integral de Cuidados tiene la oportunidad histórica de incorporar esta mirada y corregir una omisión que perpetúa desigualdades.
Ojalá las y los legisladores puedan modificar esta iniciativa para abrir un espacio a las juventudes quienes han sido un grupo históricamente olvidado.
Recordemos además que el pasado mes de agosto la jefa de Gobierno, Clara Brugada, presentó una Iniciativa de Ley del Sistema Público de Cuidados y propuestas de reformas a la Constitución Política de la Ciudad de México, que tienen el propósito de erradicar la división sexual del trabajo, reconocer el valor de las tareas de cuidado y garantizar el cuidado como un derecho humano en la capital del país.
El Sistema Público de Cuidados tendrá como objetivos reconocer, redistribuir y reducir las tareas de cuidado, así como erradicar la división sexual del trabajo por ser un mecanismo que propicia la desigualdad entre los géneros; sin embargo, se sigue dejando de lado a las juventudes.
Debemos entender que mientras no se escuchen las voces de las y de los jóvenes, no podremos alcanzar políticas que sean inclusivas y respondan a sus verdaderas necesidades y prioridades.
REFERENCIAS:
Constitución Política de la Ciudad de México, consultada en: https://data.consejeria.cdmx.gob.mx/index.php/leyes/constitucion
Instituto Nacional de Estadística y Geografía, “Estadísticas a propósito del Día Internacional de la Juventud”, 12 de agosto, 2025, consultada en: https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/aproposito/2025/EAP_Juventud.docx
Congreso de la Ciudad de México III Legislatura, Iniciativa que Expide la Ley del Sistema Integral de Cuidado de la Ciudad de México, presentada por la Diputada Local Claudia Nelí Morales Cervantes, consultado en: https://ciudadana.congresocdmx.gob.mx/Iniciativa/iniciativa/7093