Por Por Daniela Cobián Navarro
Integrante del Comité de U-Report México
Hoy en día, la salud mental se ha convertido en un tema clave para mi generación, no solo nos enfrentamos a los retos normales de crecer, estudiar y buscar un futuro, sino también a la presión constante de un mundo que cambia a una gran velocidad. Entre crisis económicas, conflictos globales y redes sociales, nuestro bienestar emocional se ha vuelto una prioridad. Aunque hoy en día ya se habla más del tema y muchas instituciones lo han reconocido, en muchas ocasiones sigue sin ser tratado con la urgencia y seriedad que merece.
Las expectativas y comparación constante de la gente en redes sociales han ido creando un ambiente donde muchos de nosotros nos sentimos como si nunca fuéramos suficiente. Se nos exige dar siempre el 100%, pero pocas veces se nos enseña a lidiar con la presión o a priorizar nuestro bienestar emocional y esto no solo afecta la salud mental de las personas, sino que también limita nuestra capacidad para desarrollarnos.
Sin embargo, en lugar de quedarnos sólo con la preocupación, en los últimos años, nosotros los jóvenes hemos decidido tomar acción. Durante mi tiempo como activista en el comité U-Report México (un comité creado por UNICEF y conformado por jóvenes a nivel nacional), trabajé con un equipo para llevar el tema de la salud mental a más personas, no sólo para informar, sino para proponer soluciones.
En mayo de 2024, organizamos la presentación de un podcast lanzado por UNICEF a nivel internacional y enfocado en salud mental juvenil llamado “En mi Mente”. Lo especial de este evento fue que estuvo liderado completamente por los mismos jóvenes. Desde la organización hasta la moderación, logramos que más personas se sumaran a la conversación y pusimos sobre la mesa temas y preguntas que muchas veces los adultos evitan.
Además, este podcast fue diseñado específicamente para acercar herramientas a quienes no tienen acceso a terapia, a través de técnicas de respiración, reflexiones sobre el duelo, el manejo de emociones difíciles y hábitos para el día a día, buscamos que más jóvenes pudieran empezar a cuidar su bienestar mental de manera accesible.
Del 2023 hasta la fecha, realizamos foros, entrevistas con expertos y campañas en redes sociales de este mismo tema, con el tiempo nos dimos cuenta de que, en muchos casos, los jóvenes preferimos escuchar y aprender de otros jóvenes antes que anteponer instituciones o líderes de opinión, que más bien se sienten muy lejanos a nuestra realidad. No es que no confiemos en ellos, pero entre nosotros hay una comprensión diferente, más real y menos complicada.
Las redes sociales han sido clave en todo este camino, como sabemos, antes, la salud mental era un tema del que se hablaba poco; ahora, está en todas partes. Cada vez más jóvenes comparten recursos, experiencias y consejos sobre cómo manejar la ansiedad, el estrés o la presión social. En lugar de esperar a que otros traigan soluciones, hemos encontrado formas de apoyarnos mutuamente y crear redes entre nosotros.
Aun así, todavía hay retos enormes, en muchos lugares, la salud mental sigue sin tomarse en serio. En la escuela, por ejemplo, muchas veces importa más sacar buenas calificaciones que estar emocionalmente bien. En casa, sigue existiendo la idea de que la salud mental es “una exageración” o algo que se puede arreglar fácilmente con un regaño o hasta con un remedio casero y aunque ahora hay más información, también hay demasiados mitos que siguen minimizando el tema o haciéndolo parecer menos importante de lo que realmente es.
Por eso creo firmemente que es necesario seguir creando espacios donde podamos hablar de lo que pensamos, pero también de entender mejor lo que está pasando a nuestro alrededor. Si desde ahora como jóvenes aprendemos a ver la realidad con más empatía y conciencia, vamos a estar más preparados para enfrentar el futuro. Me encantaría que en México se impulsarán políticas públicas que realmente pusieran la salud mental de los jóvenes como una prioridad, que se realicen con nuestra voz y nuestras experiencias. Porque si se escucha a las juventudes y se actúa con nosotros, no tengo duda de que podemos construir un futuro más justo, más fuerte y con jóvenes que sí se sientan acompañados.