Jaqueline García
Inclusión económica de jóvenes oportunidad,
GOYN CDMX
Soy Jaqueline García, tengo 25 años. Fui una persona joven oportunidad hasta hace un par de años. Después, gracias a las políticas públicas bien implementadas, a los esfuerzos articulados entre el sector privado, el sector público y la sociedad civil, comencé un proceso de movilidad social.
Provengo de más de tres generaciones dedicadas al comercio en la calle, a la informalidad; por lo que el ejercicio de la libertad en las decisiones de vida a nivel educativo y laboral es un tema muy personal para mí.
Creo firmemente en la representación, el acompañamiento y las oportunidades y cómo eso cambia vidas. Allí radica la importancia de los programas de vinculación laboral. Todos tenemos la historia de un primer trabajo, de esas primeras oportunidades laborales y todos conocemos perfectamente cuáles fueron las barreras sistémicas a las que nos enfrentamos. En mi caso, la escuela estaba muy lejos, no estaba descentralizada, no tenía suficientes recursos económicos para asistir a la escuela y la zona en la que vivía era violenta y sigue siendo peligrosa.
A lo largo de los años, acompañando diferentes procesos con personas, grupos de jóvenes y grupos multiactor, me doy cuenta que las barreras son infinitas Por ejemplo, las barreras que enfrentan los jóvenes oportunidad en procesos de reinserción social, los jóvenes en procesos de migración, y jóvenes que viven procesos muy profundos de violencia.
Todas esas barreras no pueden ser solucionadas con una sola iniciativa. Cuando hablamos de política pública de empleabilidad implica el entendimiento profundo de dichas barreras y de las interseccionalidades que nos atraviesan a todas y todos nosotros y nosotres. ¿Por qué? ¿Saben qué pasa cuando los jóvenes oportunidad nos queremos contratar? Veamos un ejemplo. Yo voy a la escuela y en la prepa me enseñan ciertas cosas que al parecer son importantes para el mercado laboral. Pero al salir el mercado laboral me dice que eso ya no funciona, porque eso pasó hace 10 años. Ok, chin. Y entonces me dicen, ok, tú tal vez sí funcionas, pero allá afuera también hay discriminación y hay un montón de razones más por las cuáles no puedes avanzar. Si tienes suerte, te encuentras a la sociedad civil que acompaña algunas habilidades socioemocionales y técnicas. Luego, ¿qué pasa? Que todas esas increíbles acciones están desarticuladas.
La política pública de empleabilidad necesita habilidades socioemocionales y técnicas para el empleo. Pero primero, necesitamos comprender al empleo en todas sus formas y en su relación con el trabajo digno, atender los emprendimientos que están en la formalidad e informalidad, los empleos formales e informales.
Para crear esas políticas públicas necesitamos un pacto multisectorial orientado a crear estos programas de vinculación laboral que sean efectivos. Necesitamos una colaboración multiactor muy bien pactada y que garantice la eficiencia de los recursos.
Creo en el poder del trabajo colaborativo, trabajemos juntos para que el emprendimiento sea una vía de trabajo digna y sostenible para las juventudes, para que el trabajo precario sea erradicado, para que las juventudes conozcamos y ejerzamos nuestros derechos laborales, para que las personas jóvenes oportunidad puedan acceder a la educación media superior sin discriminación y con esquemas que les permitan culminar, para que los empleadores mejoren y corrijan sus prácticas discriminatorias y violentas. En otras palabras, desarrollamos iniciativas y proyectos para generar cambios sistémicos a largo plazo para revertir las tendencias que afectan el libre ejercicio del derecho al trabajo digno.
Hoy hacemos un llamado a unirse a la construcción de la política integral de empleabilidad para jóvenes oportunidad en la Ciudad de México. Hacemos un llamado a reconocer que los esfuerzos individuales, aunque necesarios y poderosos, pueden ser potenciados por medio del trabajo colaborativo en redes intersectoriales multiactor.