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Jóvenes en el Mundo:

Juventud peruana, resiliencia y acción frente a los desafíos del territorio

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Gruber Vargas
Gruber Vargas

Acerca de

Estudiante de Derecho, amazónico, activista por los derechos humanos y defensor de la democracia. Me dedico a promover la participación de las juventudes en el desarrollo de mi país y de la región, con una visión crítica, inclusiva y comprometida con la transformación social. Actualmente soy Secretario General en Juventud, Política y Desarrollo Perú y anteriormente fui Enlace Nacional en la Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia en el Perú. Creo firmemente en el poder de la organización juvenil para incidir en políticas públicas, fortalecer los derechos colectivos y construir una ciudadanía activa desde los territorios.

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Estudiante de Derecho, amazónico, activista por los derechos humanos y defensor de la democracia. Me dedico a promover la participación de las juventudes en el desarrollo de mi país y de la región, con una visión crítica, inclusiva y comprometida con la transformación social. Actualmente soy Secretario General en Juventud, Política y Desarrollo Perú y anteriormente fui Enlace Nacional en la Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia en el Perú. Creo firmemente en el poder de la organización juvenil para incidir en políticas públicas, fortalecer los derechos colectivos y construir una ciudadanía activa desde los territorios.

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de JuventudES:

Por Gruber Vargas 

Secretario General en Juventud, Política y Desarrollo-Perú

Hablar de juventudes en el Perú es hablar de resistencia, creatividad y acción colectiva. Somos una generación que ha crecido entre la incertidumbre política, los rezagos estructurales de la desigualdad y las oportunidades que se abren con la globalización digital. Frente a estas tensiones, las y los jóvenes peruanos no esperamos a que las soluciones vengan de arriba, las construimos desde abajo, desde los barrios, las redes, las comunidades y las convicciones. En este artículo propongo una mirada a cómo la juventud peruana enfrenta los desafíos del empleo, la salud, la educación y el emprendimiento, con una capacidad autónoma, territorial y profundamente política, en el mejor sentido de la palabra: comprometida con el bien común.

En el Perú, más del 70% del empleo juvenil es informal. Muchos jóvenes trabajan sin contratos, sin seguro, sin protección alguna. Pero lejos de resignarse, la juventud ha aprendido a adaptarse y crear nuevas formas de trabajo. Las redes sociales, el comercio digital y el trabajo independiente se han convertido en espacios de subsistencia y proyección. Sin embargo, esta reinvención muchas veces convive con la explotación y el cansancio.

Desde espacios como colectivos culturales, redes de jóvenes emprendedores y organizaciones sociales, se vienen gestando experiencias de economía colaborativa, empleos sostenibles y propuestas de incidencia para que el Estado garantice políticas públicas juveniles reales. El empleo juvenil no puede seguir siendo un tema de “oportunidad personal”; es, ante todo, una deuda estructural del país con sus nuevas generaciones.

Uno de los temas más silenciados en el país es la salud mental juvenil. Vivimos en una sociedad que exige rendimiento constante, pero que no ofrece contención emocional. A ello se suma la violencia familiar, la discriminación por orientación sexual, etnicidad o condición económica, y el miedo constante a la violencia social o política.

Frente a esto, muchas juventudes han generado espacios seguros: círculos de escucha, acompañamiento entre pares, activismo por el bienestar emocional, y campañas para romper el estigma. Desde pueblos amazónicos hasta barrios populares de Lima, surgen redes juveniles que entienden que cuidar la salud mental no es un lujo, sino un acto político. En un país donde hay menos de un psicólogo por cada 100 mil personas en zonas rurales, los jóvenes han empezado a hacer lo que el Estado no puede: cuidarse entre sí.

La pandemia desnudó la precariedad del sistema educativo peruano, miles de jóvenes quedaron sin acceso a clases virtuales por falta de internet o equipos. Pero también evidenció la capacidad de autogestión de las juventudes. Surgieron iniciativas de tutoría comunitaria, aprendizaje colaborativo, creación de contenidos educativos y hasta radios comunitarias donde estudiantes enseñaban a estudiantes.

La educación que necesitamos no es solo técnica ni centrada en el empleo. Es también crítica, comunitaria, descolonizadora. Muchos jóvenes, especialmente indígenas y afrodescendientes, vienen exigiendo una educación que respete sus saberes ancestrales y su identidad cultural. La escuela, entonces, no está solo en las aulas, sino en los huertos comunales, en las asambleas barriales, en los espacios digitales donde se forma ciudadanía y se fortalece el pensamiento propio.

El emprendimiento juvenil peruano no es solamente una forma de generar ingresos: es también una herramienta de transformación social. Desde jóvenes que crean marcas de ropa con mensajes políticos, hasta quienes levantan cooperativas de café orgánico en la sierra o ecoturismo sostenible en la Amazonía, el emprendimiento se convierte en una forma de defender el territorio, promover la identidad y generar autonomía económica.

Pero emprender en el Perú siendo joven implica enfrentarse a barreras burocráticas, falta de financiamiento y exclusión de espacios de decisión. Aun así, vemos una fuerza constante, jóvenes que, desde lo comunitario, reinventan la economía desde valores de justicia, sostenibilidad y cuidado mutuo.

La juventud peruana no es solo una etapa etaria, es una condición política, una experiencia vital marcada por la urgencia de vivir con dignidad. Enfrentamos desafíos inmensos, pero también encarnamos respuestas que nacen desde lo cotidiano y lo colectivo.

Nuestro reto no es solo ser escuchados, sino ser reconocidos como protagonistas del desarrollo local y global. Lo que está en juego no es únicamente nuestro futuro, sino el presente de nuestras comunidades. Y en ese presente, la juventud peruana está en movimiento, organizándose, creando, cuidando y soñando.

No esperamos permiso para cambiar el mundo, ya lo estamos haciendo.

Es plataforma digital libre y accesible que sirve como una herramienta de información y colaboración entre las juventudes y las instituciones para la empleabilidad en la CDMX

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