Acción Ciudadana Frente a la Pobreza ha insistido en que la exclusión económica de jóvenes es una de las raíces estructurales de nuestro sistema laboral que generan pobreza en nuestro país[1].
- Las personas jóvenes (15 a 29 años) representan el 52% de las personas desocupadas y el 48% del desempleo total.
- La tasa de desempleo total de jóvenes es más del doble que la de las personas adultas entre 30 y 64 años, (16% vs. 7%).
- Dos terceras partes de las personas jóvenes que trabajan (10.2 millones) carecen de salario suficiente para superar el umbral de pobreza.
- 6 de cada 10 personas jóvenes están ocupados en trabajos precarios sin seguridad social (9.6 millones).
Estos datos muestran la urgencia de implementar políticas para la inclusión laboral y económica de jóvenes oportunidad que revierta las principales barreras para que puedan acceder a un trabajo en condiciones dignas[2]. Las principales barreras que enfrentan jóvenes oportunidad son:
El rezago educativo. 88% de las personas jóvenes sin trabajo están en rezago educativo, factor determinante de la exclusión laboral. Las personas jóvenes de hogares con menores ingresos tienen más del triple del rezago educativo (39%) que los jóvenes con mayores ingresos (11%). No existen opciones accesibles para que jóvenes oportunidad obtengan el certificado de la Escuela Media Superior una vez que abandonaron la escuela sin concluir.
Carencia de habilidades y competencias conforme a los nuevos requerimientos del sector productivo. La oferta educativa es poco pertinente y desactualizada para formar dichas habilidades, y los programas públicos de capacitación laboral tienen muy bajas coberturas, además de que están rezagados en su actualización.
La exclusión económica de las mujeres por la carga de trabajos de cuidado no remunerados. En México hay más de 24 millones de mujeres excluidas del trabajo, de las cuales 20 millones de mujeres no pueden salir a buscar trabajo porque están realizando labores de cuidado y domésticas, sin remuneración: 93% de las personas excluidas del trabajo remunerado y dedicadas a las labores de cuidado y domésticas son mujeres. La baja participación laboral femenina está estable desde que tenemos datos comparables (2005). Es una condición estructural, que oscila recientemente en el 46% de las mujeres en edad de trabajar.
La discriminación por cuestión de nivel educativo, género, clase social y color de piel. Las personas jóvenes se enfrentan constantemente a prácticas discriminatorias en los procesos de contratación y falta de sensibilidad de empleadores hacia jóvenes oportunidad y sus contextos. 28% de las personas jóvenes reportan haber sido discriminadas. Y de ellas, el 33% reportaron haber sido discriminadas para conseguir un trabajo o para una promoción en el trabajo.
Con este objetivo, junto con la Alianza Jóvenes con Trabajo Digno y GOYN CdMx, convocamos a la Comunidad de Aprendizaje SíJalo[3], en donde cada 15 días nos encontramos personas e instituciones del sector social, privado y público para conocer y aprender de políticas públicas de empleabilidad para jóvenes que han sido exitosas en distintos países del mundo, y así nutrir con conocimiento nuestra propuesta e incidencia a nivel local y nacional.
En este artículo nos gustaría compartir con Ustedes algunos de los aprendizajes de las tres sesiones que se han suscitado hasta el día de la publicación de este artículo:
- Lo que funciona y ha demostrado tener mayor impacto en la empleabilidad de jóvenes son aquellas intervenciones integrales que combinan diversos componentes (opciones para finalizar su escolaridad obligatoria, orientación e inducción al mundo del trabajo, capacitación en centros de trabajo y/o prácticas calificantes en ambientes de trabajo con tutorías y acompañamiento permanentes, subsidios al empleo joven, incentivos fiscales a empleadores, certificación de competencias y habilidades, servicios de apoyo a la búsqueda de empleo e intermediación laboral) para hacer frente a las problemáticas complejas y multisectoriales que enfrentan las personas jóvenes. Es fundamental que dichas intervenciones, desde su diseño, respondan a las necesidades del mercado laboral local, no existen recetas que puedan replicarse en distintos contextos[4].
- Los subsidios al empleo y los incentivos fiscales para la contratación de jóvenes por sí solos no tienen ningún impacto en la inserción laboral de jóvenes, estos son relevantes si y sólo si son acompañados de acciones que hagan frente a la falta de experiencia de las personas jóvenes, tales como programas de aprendices y de capacitación en los centros de trabajo que garanticen experiencias significativas en la operación productiva de las empresas[5].
- La capacidad de gestión institucional, sobre todo a nivel subnacional y de coordinación es básica para una adecuada implementación de la política pública de empleabilidad[6].
- Es deseable que la política pública diseñada a nivel nacional garantice experiencias relacionadas con las necesidades de los “mercados laborales” de cada región donde se implementa y que a través de agentes públicos locales se vinculen la oferta y la demanda de trabajo a nivel local, además de incluir a otros actores como empresas, sindicatos, organizaciones de la sociedad civil en los distintos componentes de la política integral de empleabilidad.
Desde la Comunidad Sí Jalo estaremos compartiendo nuestros hallazgos para fortalecer nuestra exigencia de una política de empleabilidad para jóvenes oportunidad.
Si deseas ser parte de esta comunidad comunícate con sarah.aguilar@frentealapobreza.mx / https://www.sijalo.mx/