Por Ileana Camacho Medrano
Subdirectora de Vinculación con el Extranjero
de Juventudes Tejiendo Lazos, A.C.
Dejar la niñez y pasar a ser un adolescente no siempre es tán tranquilo. La etapa de los llamados ritos de paso suele ser todavía más difícil. Saber cuándo ya no somos jóvenes es complicado si consideramos la gran cantidad de definiciones y periodos que tratan del paso de una fase de la vida a otra.
Me permití hacer un ejercicio para este artículo, sobre la construcción social de la adolescencia a partir de los diccionarios que encontramos en internet que contienen definiciones basadas en conceptos oficiales, científicos o de sentido común, en ellos encontré primeramente que las cuatro fases del desarrollo humano son: niñez, adolescencia, adultez y vejez
Algo muy interesante es que también juventud y adolescencia son sinónimos de: aprendiz, nocivo, inexperto, desarrollo, crecimiento, inmaduro, verde, etcétera entre otras muchas definiciones que requieren complementariedad. Es decir, todas las denominaciones presuponen que el joven no está completo, que está en una etapa de llegar a ser, cuando ¡no es así!
Curiosamente por otro lado viejo y vejez aparecen entre otras cosas como: maduro, madurez, veteranía y el antónimo de vejez es juventud. Sin embargo, la vejez y el ser viejo no es una situación privilegiada en el desarrollo humano, el viejo, de acuerdo a las definiciones, es también chueco, decrépito, caduco, senil, antiguo, arcaico, derruido, deslucido, estropeado, acabado, pasado de moda, etcétera.
En la misma línea el niño o niña tampoco puede ser considerado como un privilegio en los diccionarios consultados, entre otras cosas niñez es: infancia, minoría, pequeñez, inocencia o menor de edad y el niño o niña tiene como sinónimos: criatura, Infante, pollito, inexperto, aprendiz, novato, reflexivo, inconsiderado impulsivo, travieso, precipitado, mocoso, etcétera.
Cuando revisé el término adulto, encontré que no son muchos los sinónimos y los que hay denotan una gran diferencia con las otras tres fases del desarrollo. Encontré solo nueve sinónimos de adulto: medrado, crecido, mayor, grande, cumplido, desarrollado, maduro, experimentado y mozo. Todos antónimos de las otras fases y se puede decir que ser niño, joven o viejo es “no ser adulto”.
Este pequeño ejercicio nos lleva a reflexionar el tipo de sociedad en que vivimos, ser adulto es: “llegar al mayor crecimiento o desarrollo”, por el contrario, las otras fases de la vida están en oposición y ocupan un lugar marginal y despectivo, vivimos en una sociedad fuertemente adultocéntrica.
La visión que se tiene de la juventud como una etapa de transición, implícitamente, nos niega el reconocimiento como sujetos sociales; esa -incompletud- se destaca con el término “inmadurez”, somos invisibilizados en nuestros aportes y visibilizados cuando se perturba el orden social; así se da paso fácilmente a la visión de etapa-problema, que se apoya en un énfasis estigmatizante y reduccionista de la juventud.
A partir de la visibilización negativa emergen políticas con perspectivas reduccionistas para tratar el riesgo y la transgresión juveniles. De ahí el programa jóvenes construyendo futuro o los programas corporativos que desarrollan las instituciones de gobierno como la tarjeta para entrar al metro gratis (siempre y cuando hagas trabajo comunitario) y que carecen de evaluaciones internas y externas que nos indiquen su eficacia o eficiencia para la solución de los problemas que aquejan a las juventudes.
Este enfoque se mantiene con gran fuerza y da lugar a una percepción generalizada de la juventud como etapa de: delincuencia, drogas, deserción escolar, embarazos, pandillas, etc. Según este paradigma, el problema es el “joven” en sí mismo, de ahí que la intervención prioriza la acción sobre él y descuida el contexto (desempleo, precariedad laboral, pobreza, violencia, etc.)
En nuestro país, existe un ligero avance respecto a los programas dirigidos a las juventudes, sin embargo, no es suficiente. Las y los jóvenes aún son considerados meros receptores de la política pública, lo que genera que los programas y proyectos dirigidos a este grupo etario fracasen.
Los problemas de las juventudes hay que abordarlos con la acción pública, con la visión que las y los jóvenes son actores estratégicos del desarrollo nacional y sujetos de derechos. Desde nuestra organización observamos cuatro principales problemas en torno a la política pública dirigida a las juventudes:
1. La respuesta limitada del gobierno a las demandas juveniles.
2. Falta de reformas a la constitución y las leyes secundarias para impulsar la autonomía juvenil.
3. Gestión deficiente de los recursos para atender a las y los jóvenes; y
4. Exclusión social.
Creemos que desde los principales actores sociales (gobierno, empresarios y sociedad civil) se deben impulsar estrategias focalizadas en dos ejes:
1. Para grupos juveniles, aceptando que dentro de las juventudes hay un mosaico heterogéneo de identidades y cada grupo tiene necesidades específicas; y
2. Para jóvenes actores estratégicos del desarrollo, que tienen que ir enfocadas a detonar la economía nacional y explotar el llamado bono demográfico.
Para ello debemos colocar a las juventudes en la agenda nacional, de otra forma seguiremos estancados como país y en unos años más, estaremos sumidos en un grave problema por el aumento de la población adulta mayor y no haber invertido en nuestros jóvenes cuando se necesitó.
En Juventudes Tejiendo Lazos A.C., hemos venido trabajando fuertemente en la sensibilización de las juventudes sobre la construcción de proyecto de vida sostenible, donde exista oportunidad para todas y todos, fomentamos la capacitación para el autoempleo, la educación, la cultura, el arte y el deporte.
Queremos que los adultos entiendan que cuando los jóvenes participamos buscamos hacerlo en instancias de relación cara a cara, concreta y próxima, en un vínculo de eficacia con el esfuerzo que se realiza, donde el producto de nuestra participación sea visible o tangible.
Para nosotros el espacio de participación política tradicional es un espacio de manipulación al servicio de algún líder y lleno de corrupción, la política partidaria no es un espacio que nos llame la atención. Por el contrario, es más llamativo la sociedad civil o los colectivos y participar en proyectos socioculturales o socio comunitarios sobre todo de protección del medio ambiente, cuidado animal, teatro, danza, arte, cultura y deporte
Respecto a las próximas elecciones no hay propuestas serias que motiven a las juventudes a inclinarse a apoyar algún candidato en particular y por lo que observo nadie de ellas o ellos tienen la menor idea de lo que significa una política pública transversal de juventud.