Por Yurem Tatiana Torres Benítez
Directora de equipo en Yo le Aplico-Colombia
(Centro de oportunidades para la
formación integral de la ciudadanía)
Cuando pensamos en nuestro futuro como jóvenes, casi siempre escuchamos frases como “persigue tus sueños”, “busca oportunidades” o “alcanza tus metas”. Y claro que es cierto: necesitamos abrirnos camino en un mundo cada vez más competitivo. Sin embargo, pocas veces nos preguntamos algo esencial: ¿Qué pasaría si además de buscar oportunidades, decidimos ser la oportunidad de alguien más?
Necesito un dato fuerte estadístico aca. Esto no significa falta de talento, significa falta de acceso. Y esa brecha no se cierra solo con discursos, se cierra con redes de apoyo y con jóvenes que entienden que pueden multiplicar lo que reciben.
Con la fundación Yo le aplico, la cual fundé en el 2023. he aprendido justamente eso. Nuestro propósito es cerrar las brechas de desinformación que limitan el acceso a la educación básica , superior y complementaria a comunidades vulnerables y personas de escasos recursos en Colombia, y junto ello permea no solo su crecimiento personal sino su calidad de vida.
Hemos acompañado a estudiantes, sabedores ancestrales, personas fuera del sistema educativo (Jóvenes y adultos con potencial), comunidades y profesionales que no sabían a dónde acudir, que no conocían becas, programas de formación o recursos disponibles a nivel nacional o local, lo más poderoso ha sido ver cómo, después de recibir una orientación, esas mismas personas terminan compartiendo la información y se convierten en embajadoras de oportunidades en sus propios entornos.
Por eso digo que no se trata solo de “alcanzar” algo para uno mismo, sino de compartir lo que aprendemos en el camino. Cuando una joven accede a una beca y luego ayuda a otra persona a postularse, está cambiando dos vidas al mismo tiempo. Cuando un chico encuentra un recurso de formación y se lo cuenta a su comunidad, está abriendo una puerta que multiplica los beneficios. Esa es la lógica de ser oportunidad: pasar de la visión individual a una visión colectiva.
Hoy quiero invitar a quienes me leen a que piensen en esto: así como tú buscas una beca, un empleo, una pasantía o un mentor, también puedes ser ese puente para alguien más. Ser embajador o embajadora de oportunidades significa no guardar lo que sabemos, sino compartirlo, multiplicarlo y ponerlo en función del bien común.
La juventud no es solo una etapa para competir, también es un tiempo para construir redes y alianzas que trascienden. No se trata de esperar que el Estado o el mercado lo resuelvan todo, sino de ejercer nuestro poder ciudadano con acciones significativas: recomendar, orientar, acompañar, motivar.
Al final, perseguir las oportunidades es necesario, pero ser la oportunidad de alguien más es transformador. Y en esa transformación está la clave para que no haya un solo joven que se quede atrás.
Así mismo es clave entender que para ser oportunidad o recibir una oportunidad debemos prepararnos para recibirla. Las oportunidades de aprendizaje son tan amplias como diversas: pueden ser una beca, un intercambio académico, un laboratorio de innovación, un voluntariado o incluso una conversación que abre una nueva visión de vida.
Prepararnos significa estar atentas y atentos, formarnos, fortalecer nuestras habilidades y tener disposición para aprovechar esos espacios ya que las oportunidades no siempre llegan envueltas en grandes anuncios; a veces se presentan en lo cotidiano, y solo quienes están listos logran convertirlas en una pieza fundamental de transformación social, personal y colectiva.