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EXPERIENCES:

The Youth Building the Future Program: the voice and experience of the actors [1]

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Author:

Maria De Ibarrola Nicolin
Maria De Ibarrola Nicolin

About

Full-time research professor in the Department of Educational Research at Cinvestav IPN, master in Sociology from the University of Montreal, doctor of Sciences with a Specialty in Educational Research from Cinvestav and national emeritus researcher. His main line of research has been directed at policies, institutions and actors in the relationships between education and work, focused from different angles: national policies, institutional and curricular designs; Qualitative research on training for work in secondary and higher education schools, trajectories and transitions from school to work.

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of Youth:

Por Mtra. María de Ibarrola

Investigadora del Departamento de Investigaciones Educativas del Centro

de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional

Jóvenes construyendo el futuro es un programa federal de alcance nacional que ha tenido una importante presencia entre las políticas del bienestar de la actual administración. Ha sido un programa muy pertinente al orientarse a la solución de uno de los problemas nacionales e internacionales más graves de la época: la cantidad de jóvenes que no están incluidos en ninguna de las dos actividades más importantes en su vida y en su desarrollo como ciudadanos: la escuela y el trabajo.

Ha sido también un programa muy atractivo al ofrecer a las y los  jóvenes -que bajo protesta de decir verdad no estudian ni trabajan al hacer su solicitud- la posibilidad de adquirir experiencia laboral, hasta por doce meses, directamente en algún centro de trabajo de su elección -aunque cercano a su domicilio- y financiarles personalmente esa estadía mediante una beca equivalente a un salario mínimo; las cantidades son las más elevadas entre las becas que otorga el gobierno federal: $ 3 600 en 2019,  $7 572.00 en 2024; a la vez,  la STPS avala un registro médico en el Seguro Social durante la duración de la experiencia. Corresponde al centro de trabajo proponer un programa de capacitación y asignar un trabajador experimentado como tutor del aprendiz. Al concluir el programa, el aprendiz recibe una constancia de las áreas en las que se ha capacitado y de las habilidades adquiridas. La constancia es firmada por el presidente de la república como aval de la veracidad del documento.

El programa ha sido de una simplicidad extraordinaria que abona a su factibilidad, asume directamente la posición de que es la carencia de experiencia laboral la que obstaculiza el ingreso de los jóvenes a un trabajo “digno” y distribuye la responsabilidad por ofrecer esa oportunidad entre cientos de miles de centros de trabajo de cualquier tamaño y naturaleza, puesto que centros de trabajo hay en cualquier localidad del país; se llegaron a registrar hasta 450 000. No hace distinciones entre los jóvenes ni por sexo, edad, escolaridad previa o trayectoria laboral. No se coordina con ninguna otra instancia de formación: sistema escolar, centros o institutos de capacitación o instancias oficiales de certificación de competencias laborales.

Se han difundido resultados sobre los logros del Programa, en particular el número de jóvenes atendidos, cerca de tres millones en los cinco años transcurridos, y el monto presupuestal ejercido, 106 mil millones de pesos en ese período. Los resultados públicos, sin embargo, no van más allá de cifras muy generales. Los más importantes se basan en dos estudios del INEGI (2021 y 2023), que concluyeron sobre las mayores posibilidades de los jóvenes participantes en el PJCF por estar trabajando, frente a quienes no habían participado.

El PJCF no se ha preocupado por implementar indicadores ni metodologías que permitan conocer en qué consiste la experiencia laboral que propicia cada centro de trabajo, seguramente muy diferente, ni qué es lo que aprenden los jóvenes, tampoco lleva seguimiento de egresados para conocer su destino. En ningún caso analiza la relación posible entre los diferentes factores que coinciden en el desarrollo de la experiencia.

Ante el gran atractivo del programa, la originalidad y la fuerza de su propuesta, un grupo de investigadores acordamos llevar a cabo una investigación eminentemente cualitativa, centrada en conocer desde la voz y la experiencia de los actores:  responsables de centros de trabajo, aprendices, tutores, y egresados cuáles pueden ser los resultados al respecto.

El punto de partida de la investigación se apoyó en cinco resultados académicos que permitían cuestionar la eficiencia del programa para los objetivos buscados: la desigualdad y heterogeneidad estructural de los  centros de trabajo y de los municipios en los que se localizan; los límites del aprendizaje situado; las diferencias socioeconómicas y trayectorias  escolares, la importancia de la formación escolar, laborales de los jóvenes sin escuela ni trabajo, y  los límites de la experiencia laboral en la consecución de un trabajo.

Se trató de una investigación cualitativa en la que participaron de manera voluntaria 20 centros de trabajo, definidos como el contexto fundamental de la experiencia. En ellos tuvimos la oportunidad de entrevistar en profundidad a sus responsables ante el programa, tutores, aprendices y egresados. Se llevaron a cabo y analizaron un total de 100 entrevistas, además del seguimiento continuo de la información sobre el Programa.

Los resultados que aporta esta investigación ofrecen elementos muy importantes a tomar en consideración para un diagnóstico del PJCF.

El más importante fue la desigualdad estructural entre los 20 centros de trabajo, diferencias fundamentales entre grandes corporaciones y microcentros con no más de 10 trabajadores, en ocasiones sólo tres. Esta diversidad modifica las razones por las cuales los centros han participado en el PJCF: en el primer caso, lo han hecho por invitación del gobierno federal para contribuir a un importante programa a favor de la juventud y han aportado recursos adicionales financieros y humanos a la operación del programa. En el segundo, la motivación ha sido aprovechar de manera gratuita la fuerza de trabajo de los jóvenes, a cambio de capacitarlos, una situación en la que todos ganan. Participó un tercer tipo de centro que denominamos de formación integral, operados por organizaciones de la sociedad civil que se han especializado en la atención a jóvenes marginales a los que atienden con un programa tripartito: desarrollo personal y plan de vida, asesorías continuas y directas para obtener los certificados escolares correspondientes vía los sistemas abiertos y capacitación para el trabajo.

El tipo de centros delimita el tipo de programas de capacitación y la formación y dedicación de los tutores, en un caso, el personal de capacitación de la empresa, en otros un trabajador aprende a “tutorar tutorando”, en los centros de formación integral son profesionales universitarios con preparación y experiencia para el trato con jóvenes de zonas marginales. El tipo de centro de trabajo delimita también el tipo de aprendices que vinculan, en los casos participantes, hubo una orientación prioritaria hacia jóvenes con escolaridad superior, salvo en los de formación integral, orientados a jóvenes con escolaridad obligatoria incompleta.  Los centros pudieron contratar a algunos aprendices, pero en número muy inferior a los que pudieron capacitar.

El segundo gran resultado, es que independientemente de esa diversidad estructural, cuando hay compromiso de parte de los centros, los tutores y los aprendices, que fue el caso de nuestra muestra voluntaria, la experiencia resulta sumamente positiva y favorable. Los aprendices, los egresados y los tutores reportan con entusiasmo y agradecimiento la adquisición de habilidades técnicas, en este caso muy delimitadas por el giro, la organización, la tecnología y el tamaño del centro de trabajo, pero también manifiestan con orgullo la de habilidades sociolaborales y socioemocionales que parecen rebasar la situación concreta de trabajo y son muy significativas para el desarrollo de los y las aprendices. La experiencia resultó ser altamente valorada por ellas y ellos,

La participación del tutor, casi todas tutoras, por cierto, resulta una condición sin la cual la experiencia no tiene los resultados favorables ni profundos. El tutor desempeña funciones educativas fundamentales.

La beca consiste sin duda en el factor máximo de factibilidad del programa, los jóvenes tienen muy diversos usos para la misma, desde la posibilidad de asegurar una autonomía económica y atender gastos personales, hasta financiar rubros de interés a futuro como mayores estudios o emprendimientos laborales, todos contribuyen con su beca a mejorar las condiciones de vida de sus familias. 

Los egresados pueden tener diferentes futuros inmediatos: algunos son contratados por el propio centro, “casos de éxito” los denominan, otros son recomendados en centros semejantes, un número reducido emprendió negocios propios. Todos, sin excepción, consideran importante continuar estudiando para mejorar las posiciones laborales que tienen.

A partir de estos resultados hemos pensado en algunas recomendaciones para la continuidad del Programa.

Lo más importante es poner un breve alto en el camino y transparentar las estadísticas completas del programa para facilitar un mayor y mejor conocimiento de sus resultados y de la concatenación de factores que los propician.

Priorizar a los jóvenes con escolaridad media superior incompleta, y facilitar actividades combinadas de trabajo y escuela que les permitan cumplir con la escolaridad obligatoria, a la vez que adquieren experiencia laboral.

Convenir con centros escolares, centros de capacitación y organizaciones de la sociedad civil, dada la importancia que adquieren estas otras instituciones, coadyuvando con los centros de trabajo para la mejor y más trascendente experiencia y formación laboral de las y los jóvenes.

 

[1] Este artículo se desprende del informe de investigación “El Programa Jóvenes Construyendo el Futuro, La voz y la experiencia de los actores. Una investigación cualitativa”.  María de Ibarrola (DIE Cinvestav) coordinadora general, Enrique Pieck (INIDE UIA), Estela Ruiz Larraguivel (IISUE UNAM), Roxana Vicente Diaz (ITESM), Elena Torres, (DIE Cinvestav), Ivonne Cárdenas (DIE Cinvestav) ( en proceso de publicación

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