By Elio Villaseñor G.
“Los Estados deben garantizar el acceso universal a servicios de cuidado”
ONU, Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS 3 y 5)
A lo largo de nuestra vida, todas las personas necesitamos cuidados en cada etapa para alcanzar una vida digna. Desde la infancia hasta la vejez, el apoyo para nuestro desarrollo físico, emocional y social es fundamental. Por ello, el cuidado se convierte en un pilar esencial del bienestar. Sin embargo, en México, este tema se ha convertido en un asunto crítico que refleja profundas desigualdades sociales y de género.
Según la primera Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados (ENASIC-INEGI,2022), más de 58.3 millones de personas en México requieren cuidados en sus hogares. Esta cifra incluye personas con discapacidad, aquellas con alguna condición de dependencia, mayores de 60 años, así como niños, niñas y adolescentes de entre 5 y 17 años.
Este dato resalta la magnitud del desafío, al tiempo que revela la vulnerabilidad de estos grupos y evidencia la insuficiencia del actual sistema de cuidados. A pesar de su importancia, los cuidados no se valoran ni se reconocen como una prioridad política y económica necesaria para el bienestar humano.
Aunque existen esfuerzos legislativos y algunas políticas públicas dirigidas a abordar esta problemática, aún queda mucho por hacer. La falta de financiamiento adecuado, la implementación efectiva y una visión integral del cuidado son obstáculos que perpetúan una deuda social pendiente.
Las personas dedicadas a cuidar a otros enfrentan desafíos enormes, y las mujeres suelen llevar la mayor carga. A menudo, deben asumir dobles o triples jornadas para cumplir con sus roles de cuidado, lo que afecta negativamente su bienestar físico, mental y económico. Las historias de mujeres que se dividen para atender a sus hijos o a familiares que requieren cuidados son desgarradoras. Esta situación se agrava por las múltiples barreras que enfrentan: acceso limitado a servicios de salud, educación, empleo, seguridad y las dificultades para llevar a sus hijos a la escuela. Todo ello es reflejo de una desigualdad estructural de género que ha sido, en gran medida, ignorada.
Con la llegada de un nuevo gobierno federal, con Claudia Sheinbaum Pardo, y en la Ciudad de México, con Clara Brugada Molina, surge una oportunidad para impulsar cambios significativos en esta realidad. El reto es enorme: garantizar que las políticas públicas en torno a los cuidados trasciendan el discurso y se conviertan en acciones concretas respaldadas por un presupuesto suficiente. La inversión en un sistema integral de cuidados es una necesidad urgente para el bienestar humano.
Es fundamental ofrecer condiciones adecuadas desde el hogar, la salud, la educación y entornos seguros para un desarrollo humano digno, especialmente para quienes más lo necesitan. Atender este problema no solo mejorará la calidad de vida, sino que también nos permitirá avanzar hacia una sociedad más equitativa e inclusiva.
En esa tesitura, en la presente Edición de Plataforma JuventudES les participamos reflexiones que abonan a esta noción, como la de Fernanda Monserrath Gutiérrez, de GOYN-CDMX, quien nos comparte su visión para fortalecer la incidencia juvenil en el sistema de cuidados; la colaboración de la Maestra en Ciencias, C. Ivonne Cárdenas Guzmán, sobre la importancia de convertir a los jóvenes en sujetos de cuidado; y los corolarios del Coloquio Ciudades Educadoras y de Cuidados-CDMX, en materia educativa y el sistema integral de cuidados. Igualmente, destacar la contribución de Paulina Gutiérrez, de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, quien examina los retos y propuestas para la inclusión educativa y económica de jóvenes oportunidad; la de la Maestra Mitzi Elizabeth Robles, del Centro de Colaboración Cívica, sobre lo fundamental que resulta la comunicación para la incidencia y la negociación colaborativa para las y los jóvenes oportunidad de la Ciudad de México; la de Pablo Ulises Rodríguez Hernández, del Proyecto JuventudES de Fondazione AVSI, quien examina la transferencia de capacidades para el desarrollo de habilidades de jóvenes en instituciones educativas; así como la de Amizaday Hernández, especialista en desarrollo web y tecnología de la información, quien aborda la importancia de las mujeres en el área IT y STEM en México. Finalmente, destacar la aportación de Randy Márquez, líder juvenil en Barranquilla, Colombia, quien nos comparte su experiencia para fortalecer lazos desde lo humano y la cultura.