Por Gabriel Adalid Muñoz
Coordinador de Desarrollo de Líderes Jóvenes en la Red Global
de Jóvenes Oportunidad (Global Opportunity Youth Network) CDMX
Hace ocho años, cuando iniciaba mi travesía para destacar la importancia de empoderar a las juventudes, me encontraba en un contexto donde las herramientas adquiridas durante la preparatoria y los primeros años de la carrera no eran suficientes. Estas limitaciones impedían que las ideas para generar cambios significativos en mi comunidad se lograran, igual que muchas otras de jóvenes como yo. En los escasos momentos en los que se identificaban espacios para expresar preocupaciones y propuestas de cambio, se descubría que eran más los retos, desanimando el entusiasmo por trabajar en aquellos que nos apasiona.
A medida que exploraba mis pasiones, conocía a más personas y descubría oportunidades y nichos de mercado en el mundo, me di cuenta de la relevancia de proporcionar una capacitación adecuada a las juventudes. No se trata solo de dotarlos de herramientas para llevar a cabo proyectos, sino de brindarles un espacio donde puedan ser escuchados, comprendidos y apoyados. Esta capacitación no solo se enfoca en los intereses de la institución, sino también en los intereses personales de cada joven, en aquello que los motiva y los desafía.
En la actualidad, iniciativas como el Grupo Asesor de Jóvenes, tienen la dicha y la oportunidad de proporcionar una capacitación que no solo guía a los jóvenes en sus objetivos institucionales, sino que también nutre sus pasiones individuales. Ser un agente de cambio y participar en acciones sociales para enfrentar la violencia, la desigualdad y los estigmas sociales impuestos a las juventudes no es tarea fácil, pero al trabajar en redes, cuentan con el soporte para llevar a buen puerto sus propuestas.
La etapa de la juventud es única, llena de energía y pasión natural. Los jóvenes canalizan su corazón y alma en proyectos que buscan hacer cambios reales. Es esencial recordar que ser joven en nuestro país implica luchar contra diversos desafíos históricos y sociales. Pero también es una etapa cargada de potencial y deseos genuinos de transformar la realidad que les rodea.
Hoy, hago una invitación a reconocer la relevancia de proporcionar estos espacios de capacitación. No solo es necesario, sino que es crucial para el desarrollo de jóvenes comprometidos con cambios significativos en la sociedad. Como adultos y líderes, es momento de reflexionar sobre nuestro propio camino, las barreras superadas y, en lugar de simplemente destacar nuestros esfuerzos, comprometernos a construir caminos más accesibles.
No se trata de hacer el camino sencillo, sino de recordar las barreras superadas y extender la mano para aligerar la carga a aquellos que vienen detrás de nosotros. Nuestra responsabilidad radica en proporcionar apoyo, compartir experiencias y construir puentes para que las juventudes puedan alcanzar metas aún más ambiciosas. Este es el momento perfecto para que los jóvenes comprendan que no están solos y que cuentan con una red de apoyo dispuesta a extenderles oportunidades para su crecimiento y éxito.