“Gran circo es esta ciudad”
El circo, la maldita vecindad …
“El lenguaje es de quien lo usa
y la calle de quien la trabaja”
Manifestación contra la alcaldesa en Cuauhtemoc S. C.
LLECA – Escuchando la Calle
@lleca_org
Alex Rodríguez (@n30alex): Acróbata de circo e instructore deportivo en las primeras @barraslgbtmexico en CDMX. Psicólogo y filósofo no binario y queer de la UNAM. Ha participado en investigaciones colectivas con organismos internacionales, actualmente es investigador de Circolo A.C. donde diseña e implementa programas sociales.
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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
I EL CUERPO COLECTIVO
1.1 LA CLASE SOCIAL
LA LUCHA POR EL ESPACIO PÚBLICO
1.2 EL GÉNERO EN RECONSTRUCCIÓN
1.3 LOS ESPACIOS SEGUROS
II EL CUERPO PROPIO
III EL CUERPO AJENO
CONCLUSIONES
INTRODUCCIÓN
I
En el mundo del deporte, el relato sobre la calistenia se presenta como una danza entre el cuerpo y el espacio, donde la fuerza y la gracia se fusionan en un abrazo apasionado. Para las personas LGBT, este arte físico es mucho más que simples movimientos; es una forma de expresión que desafía estereotipos y encarna la lucha por la autenticidad en un falseante mundo.
La calistenia teje una conexión profunda entre el cuerpo y la mente. Cada flexión, cada salto y cada movimiento es una expresión de poder y libertad. En un mundo donde a menudo se nos dice que debemos encajar en moldes predefinidos, la calistenia nos permite desafiar esas normas y abrazar la diversidad de nuestras identidades.
Sin embargo, la calistenia es más que solo una forma de ejercicio; es una celebración de la sensualidad y el erotismo en movimiento. Cada movimiento fluido y controlado es como un poema en el que el cuerpo inscribe su historia. La conexión íntima entre el cuerpo y la mente se convierte en una sinfonía de deseo y autenticidad.
Para las personas LGBT, la calistenia se convierte en un acto de afirmación personal y una manifestación de seguridad en sí mismas. En un mundo que a menudo les ha dicho que no encajan o que deben ocultar su verdadera identidad, la calistenia se convierte en un refugio donde pueden ser auténticos y poderosos.
A través de la calistenia, aprendemos a amar y aceptar nuestros cuerpos tal como son. Reaprendemos a celebrar nuestras diferencias y a desafiar las expectativas impuestas por la sociedad. Cada movimiento es un acto de valentía y autoaceptación, un recordatorio de que nuestra identidad y nuestro cuerpo son hermosos y merecen ser celebrados.
En un mundo que a menudo restringe la expresión y el erotismo de las personas LGBT, la calistenia ofrece un espacio para explorar la sensualidad de manera segura y liberadora. Cada movimiento es una expresión del amor propio y un recordatorio de que el deseo y la seguridad personal son derechos fundamentales.
En resumen, la calistenia se convierte en un medio para que las personas LGBT se reconcilien con sus cuerpos, celebren su sensualidad y se empoderen en un mundo que a menudo dicta que nada es suficiente. Esto es una forma de decir al mundo que si tenemos identidad nuestros cuerpos merecen ser celebrados y respetados. En cada movimiento, en cada flexión, en cada salto, encuentraremos la fuerza para ser auténticos y vivir nuestras vidas con orgullo.
II
Este escrito es a título individual, aunque proveniente de la experiencia colectiva del grupo de @barraslgbtmx sólo refleja la experiencia sensible de Alex Rodríguez como uno de los líderes de barraslgbtmx, con sus matices hermenéuticos propios de una interseccionalidad, que si hay hechos y también los podemos re-interpretar.
Este documento pretende informar y transmitir esos fragmentos de realidad que componen la estructura de vida de alguien que vive el esparcimiento en este grupo LGBT+ , primero comenzaremos hablando sobre el espacio donde se desarrollo, sus distintas modalidades y configuraciones, para luego pasar a hablar sobre nuestro cuerpo, sobre sus versiones, y sobre todo, la mejor versión. Luego pasaremos a la experiencia del cuerpo ajeno y finalizamos con una reflexiones sobre las expresiones culturales, deportivas y artísticas que transforman los espacios de la comunidad en espacios seguro, donde hay redes de apoyo y erotismo.
El término experiencia es uno de los términos más controvertidos a lo largo de la historia de las ideas, con todas sus vertientes, religiosa, vivencial, científica, filosófica, pero también perteneciente al dominio de la vida cotidiana, nos enmarca en una capacidad receptiva de los cuerpos pero sobre todo inventiva, de modalidades de recepción y de creación. Por ello muchas veces el dogma alimenta y alinea pero también empobrece la experiencia.
Hoy hablaremos sobre la experiencia erótica, una recapitulación táctil de mis memorias y mis expectativas. ¿Esparcimiento, recreación, ocio o entretenimiento? cualquiera de estas palabras podría indicarnos de qué clase de actividad se trata, para mí siempre será una memoria del esparcimiento, de resarcir y dimensionar el déficit de esparcimiento para las juventudes diversas e interseccionales, que para nuestra desgracia siempre habrá más bares que gimnasios.
I
EL CUERPO COLECTIVO
1.1 LA CLASE SOCIAL
Esta ciudad siempre será un gran circo, con sus diversos personajes, payasos y otros personajes, pero también sus hermosos acróbatas. Es un lugar donde el riesgo está controlado, pero, sobre todo es una manifestación estética, que nos envuelve y que nos aplasta, el estilo urbano.
Si tuviera algo que contar, relataría la historia de mi propio cuerpo: sus placeres y dolencias, y en este circo del masoquismo, una narrativa de la memoria sensible, un relato de memorias eróticas, un registro de cuerpos unidos, construyendo afectos no solo sobre los cuerpos, sino en el espíritu que constantemente habita esta humana criatura.
El espacio seguro, la experiencia de los cuerpos propios y ajenos, y el erotismo en @barraslgbtmexico evocan reminiscencias antropológicas de nuestros primeros encuentros. Los espacios públicos se convierten en nuestros lugares de encuentro y expresión. La historia de mi cuerpo, de cómo alcanzó su mejor versión gracias a la cultura física, es una narrativa de autoconocimiento y percepción.
Sin embargo, esta siempre fue una lucha. Una lucha por el espacio, una lucha por el derecho a nuestra ciudad, que transitamos diariamente, pero no siempre nos pertenece. La ciudad no solo pertenece a quienes la habitan, sino, sobre todo, a quienes la transitan. Esta es una lucha constante por el espacio público, donde se desarrollan las interacciones sociales. Los miembros de la comunidad LGBT a menudo se enfrentan a la discriminación y al estigma en estos espacios públicos. Esto puede manifestarse de manera sutil, como miradas despectivas, o de manera más evidente, como acoso verbal o incluso agresiones físicas. La ciudad se basa en una lógica excluyente en muchas ocasiones, especialmente en áreas sujetas a gentrificación. La experiencia de la calle y la ciudad siempre estará marcada por esta lógica excluyente en nuestras modernas urbes. Son memorias de lo que significa la ciudad, y siempre estamos luchando por el derecho a la ciudad desde una perspectiva disidente, luchando por la libertad de los cuerpos.
En la ciudad, existen dos lógicas: o encajas o no encajas. A veces, falta una ética en las relaciones, pero siempre existe una estética, aunque a menudo se ve empobrecida por lo que hoy llamamos “neoliberalismo”. Es una estética que se enfoca en lo urbano y lo juvenil. Muchas personas LGBT han experimentado la exclusión en grupos deportivos debido a su orientación sexual o identidad de género. Esto puede llevar a la marginación y a la falta de oportunidades en el ámbito deportivo. La desigualdad persiste en el deporte en términos de acceso, reconocimiento y oportunidades para las personas LGBT, lo que resulta en brechas en la participación y el éxito deportivo.
La lucha por el espacio público siempre va en contra de la lógica del mercado e incluso de la institución. La ciudadanía se apropia del espacio público, las personas lo trabajan y lo habitan, a pesar de todo. En el caso de los gimnasios públicos, pequeños oasis urbanos, se reflejan todas las dinámicas sociales. Están ubicados en todas partes de la ciudad, pero varían en dinámicas. Aquellos cerca del centro a menudo reúnen a personas de diferentes nacionalidades, colores, sabores e historias. Suelen ser más incluyentes, incluso si parecen imperceptibles. Los gimnasios en la periferia suelen ser más homofóbicos o menos familiarizados con la diversidad, particularmente con hombres que tienen relaciones con hombres y, en raras ocasiones, con personas transgénero.
A pesar de estas diferencias, cuando hay cuerpos compartiendo un espacio, el cuerpo mismo se convierte en deseo y representación. Sobre todo, se convierte en querencia, una querencia que se desarrolla en la cultura y es relativa a cada sociedad.
En las prisiones, abarrotadas de personas inocentes o culpables, abunda el tiempo libre y la testosterona. Muchos, especialmente los hombres, se dedican a entrenar barras o a la actividad física en estos espacios de confinamiento. En los gimnasios públicos, se repiten estas dinámicas. La desigualdad se refleja en la capacidad de pagar un lugar con un instructor y en la elección de entrenar en un lugar sin horarios ni tarifas, pero con una gran motivación para alejarse de la delincuencia, el abuso de sustancias o el comportamiento dañino. Sin estigmatizar ni romantizar, muchas personas privadas de la libertad encuentran en los gimnasios públicos un lugar para la transformación.
El contexto en la ciudad o en la periferia donde se entrena marca una gran diferencia en la calidad y el tipo de espacio disponible. Algunos están bien diseñados, mientras que otros están deteriorados. Algunos incluso tienen instalaciones adicionales como bebederos, mientras que otros carecen de un piso firme o están llenos de residuos de otros gimnasios. Aunque todos somos teóricamente iguales ante la ley, en la práctica, somos muy diferentes ante el mercado, al igual que nuestros cuerpos. A menudo, nuestros cuerpos son valorados sin tener en cuenta nuestros deseos, y esto conlleva sus propios desafíos. Los libros de estética afirman que el deseo proviene del cuerpo, pero el querer está influenciado por la cultura y, por lo tanto, es relativo a lo que se nos enseñó que era positivo o adecuado. Esto crea expectativas ficticias pero significativas en nuestras vidas, y contribuye al neoliberalismo de los cuerpos. La presión por cumplir con estándares corporales poco realistas se enfatiza aún más con el enfoque en la apariencia y la comercialización en el deporte. Los grupos deportivos pueden desempeñar un papel fundamental en la reintegración social de personas LGBT, brindando un sentido de comunidad y pertenencia.
1.2 EL GÉNERO EN RECONSTRUCCIÓN
Como mencioné anteriormente, las barras están habitados en su mayoría por hombres, o mejor dicho, por ciertas formas de masculinidad. Muchos de ellos experimentan opresiones relacionadas con su raza de diversas maneras. Muchos aún se aferran al paradigma patriarcal al presentar cuerpos hiper-masculinizados llenos de testosterona, cuerpos que cargan su propio peso, que encarnan deseos y anhelos, y que también funcionan como representaciones ante los demás.
Esta masculinidad hegemónica es su “Habitus”, como diría Pierre Bourdieu. Sin embargo, para aquellas personas que no se ajustan a esta masculinidad hegemónica o que tienen identidades de género diferentes a las asignadas al nacer, esto puede ser controvertido. La presión para conformarse con la masculinidad tradicional puede llevar a ocultar la identidad de género en el ámbito deportivo, lo que dificulta la autenticidad. Explorar y aceptar diversas expresiones de masculinidad es esencial en los grupos deportivos para romper estereotipos y fomentar la inclusión.
Estos cuerpos también están a la vista de los demás y representan estas masculinidades, pero también se ven influenciados por la dinámica del mercado: el mercado de los cuerpos, donde se ofrecen y siempre se demandan, a menudo enfatizando sus grandes diferencias con los cuerpos no masculinos. Las experiencias de aquellos cuerpos que no se adhieren a las normas de masculinidad hegemónica a menudo quedan marginadas en términos de identidad y expresión. En el ámbito deportivo, los cuerpos a menudo se consideran productos que deben cumplir con estándares específicos de belleza y rendimiento.
1.3 LOS ESPACIOS SEGUROS
Hasta este punto, hemos delineado la interseccionalidad que atraviesa nuestras experiencias como usuarios de un espacio mayoritariamente masculino, el cual, en muchas ocasiones, discrimina o intimida a aquellos que no se adhieren a las normas hegemónicas. Hasta la fecha, no se ha informado de incidentes de odio en este lugar relacionados con estos motivos. En mi opinión personal, esto podría deberse al hecho de que las personas con identidades diversas e interseccionales no frecuentan estos espacios con regularidad. Aquellos que lo hacen a menudo pueden pasar desapercibidos debido a la expresión de género masculina o porque se ajustan a las expectativas cisnormativas.
En el caso de las barras de insurgente, al ser un lugar diverso desde sus inicios y acoger a múltiples poblaciones, la convivencia se vuelve más fluida, y muchas personas se sienten cómodas entrenando aquí. Incluso las personas en situación de calle pueden encontrar su lugar en este espacio. Aquí, reflexionamos sobre la importancia de los espacios, sobre si nos sentimos cómodos en ellos o no, y si los percibimos como seguros o no. Es curioso que a veces reduzcamos la importancia del espacio físico, cuando en realidad, lo crucial son las interacciones sociales que se desarrollan en estos espacios. Esto nos lleva a una pregunta más profunda: ¿cuáles son las condiciones interpersonales que permiten que un espacio se perciba como seguro? Esta pregunta nos sitúa en el corazón del asunto, que es cómo creamos espacios seguros a través de nuestras relaciones sociales y qué papel desempeñan nuestros cuerpos y los de los demás en este proceso.
Los espacios seguros son fundamentales para que las personas LGBT se sientan cómodas al participar en deportes sin temor a la discriminación o al acoso. Estos espacios fomentan la confianza y la participación activa.
II EL CUERPO PROPIO
Cuerpo propio, un cuerpo de carne pero también construido simbólicamente a través de lo que he aprendido y lo que me han transmitido mis progenitores y ancestros. Memorias eróticas de mis vivencias y afectos. Algunos pensadores, como Amartya Sen o Muhammad Yunus, sostienen que uno de los primeros pasos para cualquier individuo es superar el hambre, y considero apropiada su expresión, dado que, debido a numerosas circunstancias sobre todo administrativas, el hambre y la desnutrición siguen siendo problemas en todo el mundo.
En mi caso personal, cuando comencé mi proceso de empoderamiento corporal, enfrentaba inseguridades y estaba un tanto desnutrido; con el tiempo, esto cambió. Fue una transición hacia la plena posesión de mi cuerpo, con todas sus facetas, desarrollando la fuerza, la propiocepción, la resistencia y la elasticidad, que también son metáforas de mi mentalidad, su fortaleza, su resistencia y, sobre todo, sus ideales.
La propriocepción y la conciencia corporal son esenciales tanto para el rendimiento deportivo como para la autoaceptación. La fuerza física y mental desempeñan un papel fundamental en el deporte, y las personas LGBT a menudo demuestran una gran resiliencia al enfrentar desafíos adicionales. Mi desarrollo físico evolucionó junto con mi desarrollo mental. El esfuerzo y la constancia en mi estilo de vida, la rutina y los hábitos crearon una base sólida desde la cual pude crecer. Esto me proporcionó una seguridad personal que abarca diversas áreas y también me motivó cuando pude crear estos momentos. Aquí también existe la noción de alcanzar la mejor versión de nosotros mismos, tanto en este mundo como en todos los posibles.
Cuando comienzas a tener esta fisicalidad, es más probable que seas aceptado en estos espacios, ya que aquellos que asisten a ellos van a entrenar y a socializar, pero también van a exhibir sus cuerpos y a competir con otros, independientemente de su género. La palabra “kallos” (belleza) y “sthenos” (fortaleza) nos dicen mucho sobre la esencia de este deporte. La seguridad personal es crucial para el bienestar de las personas LGBT en grupos deportivos. El esfuerzo y la repetición son componentes fundamentales para alcanzar metas deportivas y personales. Apropiarse de nuestro propio cuerpo y trabajar hacia su mejor versión reflejan la autoaceptación y el empoderamiento de las personas LGBT en el deporte.
III EL CUERPO AJENO
Decimos que mostrar el propio cuerpo es algo natural. Desde allí, siempre consideramos los cuerpos de los demás no solo como objetos, sino sobre todo como sujetos con los que nos relacionamos e interactuamos. La convivencia en estos espacios generalmente se centra en el entrenamiento, pero es natural que admiremos los cuerpos trabajados de los demás. Incluso las personas heterosexuales, sin darse cuenta, también expresan su atracción homosexual al elogiar los cuerpos de los demás o al entrenar en proximidad física, cuerpo a cuerpo.
Para las personas interseccionales o de la comunidad LGBT, la experiencia es diferente. Tenemos un mayor nivel de sensibilidad y comprensión. Algunos estudios, como el del Dr. Adalberto Campo-Arias sobre “Orientación sexual y trastorno de ansiedad social: una revisión sistemática”, indican una alta prevalencia de enfermedades mentales en nuestra comunidad, y como en todo vinculo se tiende a generar conflictos, según la perspectiva de Pichon-Rivière. Por lo tanto, nuestros vínculos con los cuerpos de los demás y las relaciones que formamos a menudo tienden hacia el conflicto, y es nuestra responsabilidad encaminarlos hacia relaciones más estables.
En grupos de personas diversas o interseccionales, la convivencia puede tomar diferentes matices. A veces, tiende al conflicto, mientras que en otras ocasiones, nos organizamos y brindamos apoyo mutuo. En el grupo de @barraslgbtmexico, siempre he abogado por orientar el discurso hacia una visión más positiva.
Si bien hacer ejercicio es una actividad hedonista, no se limita a eso. Algunos, cuando comercializan esta idea, pueden pensar que hacer deporte, actividad física o esparcimiento se trata únicamente de lucir bien o presumir. Sin embargo, su significado profundo va más allá, contribuyendo a un bienestar incluso espiritual. Se trata de un hedonismo del cuerpo y del placer, más cercano al epicureísmo que al liberalismo. En este contexto, surge una oportunidad donde el idealismo aún tiene sentido, donde luchamos por lo que es eterno y significativo: el amor propio. El vínculo con otros cuerpos en grupos deportivos puede generar conexiones significativas y amistades duraderas. Los conflictos y las luchas en torno al discurso y la identidad son comunes en el deporte, y la comunidad LGBT a menudo trabaja para redefinir las narrativas existentes.
No obstante, no todo es negativo. Me gusta llamar “partnering” a los vínculos que se forman dentro de grupos de personas diversas, como en @barraslgbtmexico, donde nos apoyamos, tejemos redes y lazos, y también trabajamos juntos. El idealismo hedonista resalta el placer y la satisfacción personal en el deporte. La libertad sexual y las relaciones interpersonales son elementos fundamentales en la vida de las personas LGBT en grupos deportivos. El erotismo en grupos deportivos puede explorarse y celebrarse como una parte válida de la experiencia.
Por supuesto, la verdadera razón por la que todos vamos a estos lugares es porque buscamos el reconocimiento de los demás y hacia los demás. Es un encuentro auténtico, algo que falta en nuestras modernas sociedades digitales, donde todo es efímero, según la metáfora de Zygmunt Bauman. Este reconocimiento, en mi opinión, tiene una naturaleza erótica. Esta intimidad erótica nos coloca en un segundo plano afectivo, donde experimentamos la cercanía o distancia con los demás. Nuestras seguridades o prejuicios también emergen y orientan nuestros comportamientos según nuestras creencias y heridas relacionadas con la libertad sexual.
En estos grupos, no solo nos apoyamos y organizamos, sino que también experimentamos el erotismo de diversas formas, en parejas, tríos y otras combinaciones, sexuales o no. Nos volvemos poliamorosos o polígamos, pero siempre con respeto y cuidado hacia nosotros y los demás. Esto no es solo una historia de amor, sino el movimiento constante del afecto entre los cuerpos y los grupos. Aquí, renace el antiguo mito del batallón de Tebas, donde el amor y la guerra no son incompatibles, y, sobre todo, en la guerra, amarse unos a otros es fundamental para cuidarnos y acompañarnos.
Recordemos que como comunidad LGBT siempre hemos sido relegados a ciertos lugares en la ciudad, en la sociedad o en las profesiones. Ya sea en espacios públicos o privados, la noche es un lugar que hemos ocupado durante décadas. Ahora, también habitamos el crepúsculo en la Zona Rosa. Ni roja ni blanca, sino rosa como nuestra interseccionalidad.
Esto también plantea la pregunta de que las actividades no deben limitarse a la noche y a lugares ocultos. Al llevar la sexualidad a espacios públicos y privados, nos enfrentamos a desafíos y peligros relacionados con la intimidad sexual. El sexo en espacios públicos y el cruising son fenómenos que requieren discusión y comprensión en el contexto de los grupos deportivos.
Como dirían los románticos, “entre mil destellos, lo más íntimo y transparente de mí brilla a lo lejos”. Cuando logramos ver los valores elevados del erotismo en los demás, conectamos y comunicamos desde nuestro interior hacia los demás, lo que en la actualidad podríamos llamar “amor propio”. El amor propio y el amor por los demás en las relaciones pueden llevar a la autoaceptación y al apoyo mutuo.
CONCLUSIONES
El erotismo en el deporte representa una forma de libertad creativa que trasciende las limitaciones impuestas por la sociedad. La calistenia, en particular, desempeña un papel significativo en el empoderamiento personal y el erotismo colectivo de las interseccionalidades. No basta con decir, he estado aqui para decir que ya lo he experimentado, sobra decir que la riqueza que hay en el oceano de la experiencia nunca se agotará, ni idealismo ni empirismo, solo honestidad hacia nuestra experiencia y hacia nuestro erotismo colectivo de las interseccionalidades.
Los grupos deportivos LGBT aportan mucho más que simplemente una dimensión física; también fomentan una mentalidad de creatividad vital, sueños e ideales compartidos, apoyo mutuo y un profundo amor y erotismo entre sus miembros. Estos cuerpos, que se han apropiado de la materia y reciclado no solo sus emociones sino también su entorno, han contribuido al bienestar de sus barrios, comunidades y aldeas. Juntos, forjamos el futuro y entregamos la evolución de nuestros cuerpos.
En este recorrido a través de las experiencias de la comunidad LGBT en grupos deportivos, queda claro que la lucha por la inclusión, la autoaceptación y la autenticidad es fundamental. A pesar de los desafíos que enfrentan, la comunidad demuestra una increíble resiliencia y determinación para seguir adelante en su pasión por los deportes y el esparcimiento.
En un mundo donde los estereotipos de género y las desigualdades sociales persisten, el idealismo se vuelve un faro de esperanza. El idealismo nos recuerda que podemos construir un futuro más inclusivo y equitativo, donde cada individuo pueda expresarse y participar plenamente en el deporte que ama, sin importar su orientación sexual o identidad de género.
Es importante que continuemos desafiando las normas, promoviendo la igualdad y creando espacios seguros para que todos puedan disfrutar del deporte, la cultura fisica y el arte en su forma más auténtica. La pasión y la dedicación de la comunidad LGBT en grupos deportivos, donde nos acompañamos y nos organizamos, son un recordatorio poderoso de que cada uno de nosotros tiene la capacidad de inspirar un cambio positivo y dejar una marca duradera en el mundo.
Así que, adelante, muy arriba y hasta que la dignidad se haga costumbre, luchemos por lo que amamos, desafiemos las barreras y defendamos un mundo donde el idealismo sea una realidad tangible que oriente nuestras formas de vida. Porque cada paso que damos hacia la igualdad y la inclusión nos acerca un poco más a un futuro en el que todes podemos arde hasta brillar.