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Jóvenes en el Mundo:

Thomas Sankara: El líder que entendió antes que nadie lo que hoy el mundo exige de nosotros

Randy-P

Autor:

Randal Marquez Ramos
Randal Marquez Ramos

Acerca de

Líder juvenil (29 años) de Barranquilla, Colombia. Ha dedicado su vida a promover la inclusión, igualdad y participación juvenil. Con una trayectoria en redes globales como GOYN y su participación en el Youth Advisory Group (YAG) de Barranquilla, ha conectado a jóvenes con oportunidades educativas, laborales y de emprendimiento a través de la comunicación, cambiando narrativas sobre los jóvenes desconectados. Como cocreador del manifiesto “Q NINi Ni QUE NA”, ha luchado contra la discriminación e inspirado el cambio social. Actualmente, como alumno del programa, mantiene una conexión y compromiso con la red global.

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de JuventudES:

Por Randy Márquez

GOYN ALUNIM

Ser joven y querer cambiar el mundo no es una idea nueva. Pero ser joven, tener el poder, y usarlo para incomodar, transformar y crear dignidad colectiva… Eso sí ha sido y sigue siendo revolucionario.

Cuando pienso en liderazgo auténtico, cuando busco referentes que no solo imaginaron otro mundo, sino que se atrevieron a construirlo contra todo pronóstico, aparece un nombre inevitable: Thomas Sankara.

No fue perfecto. No fue eterno. Pero fue necesario.

Y su legado sigue siendo un espejo brutal y hermoso para quienes, como yo, creemos que el liderazgo joven no es un asunto de edad, sino de coraje, visión y coherencia.

Sankara y el valor de empezar sin permiso

Thomas Sankara no pidió permiso para ser diferente. Llegó al poder en Burkina Faso en 1983, con 33 años, y lo primero que entendió fue que ningún cambio real vendría de afuera. El cambio debía nacer desde adentro: desde la gente, desde la juventud, desde lo local.

¿Nos suena conocido?

Hoy muchos jóvenes líderes e innovadores estamos cansados de los discursos vacíos. No queremos ser “futuro” porque somos el presente, y el futuro es ahora.

Sankara lo fue. En cuatro años hizo lo que muchos envidian:

Lanzó la mayor campaña de alfabetización de la historia de su país.

  • Apostó por la autosuficiencia alimentaria y la producción local.
  • Redefinió la economía con ética y creatividad.
  • Demostró que el poder también podía ser humilde.

La revolución de lo posible

Sankara entendió algo clave: el liderazgo juvenil no consiste en repetir lo que ya existe, sino en crear lo que nunca se ha intentado.

Mientras otros pedían préstamos a organismos internacionales, él pedía a su gente sembrar sus propios alimentos.

Mientras otros aumentaban los salarios de los ministros, él vendía coches oficiales y se movilizaba en bicicleta o motocicleta.

Mientras otros hablaban de desarrollo, él lo practicaba.

¿Por qué Sankara sigue sintiéndose incómoda?

Porque encarna justo lo que el sistema global no sabe manejar: jóvenes con ideas, convicciones y capacidad de acción real.

Su legado no está en las estatuas. Está en los barrios que hoy siembran sus alimentos. En los colectivos que crean economías circulares. En los emprendedores que entienden que liderar es servir. En los proyectos que conectan tecnología con la humanidad. En los liderazgos jóvenes que incomodan por proponer un futuro con dignidad.

Comunicar, colaborar y conectar: porque las revoluciones también se cuentan

Y es que liderar no es solo hacer. También es cómo contamos lo que hacemos.

Porque las ideas que no se comparten se quedan solas. Las luchas que no se nombran se apagan. Y las comunidades que no se cuentan, corren el riesgo de ser olvidadas.

Hoy tenemos algo que antes no existía: tecnología en nuestras manos. Pero el reto no es usarla mejor, es usarla con propósito.

No se trata de tener más seguidores. Se trata de tener más vínculos reales. No se trata de hacer para mostrarnos. Se trata de hacer para inspirar, para invitar a otros a hacer lo suyo, a contar lo suyo, a defender lo suyo.

Colaborar es eso: sumar luchas, sumar voces, sumar sueños.

Y comunicar con sentido es nuestro pequeño acto de rebeldía cotidiana.

Si alguien antes pudo sembrar dignidad sin internet, nosotros podemos hacerlo multiplicado por mil… si lo hacemos juntos.

Crear desde lo propio, transformar desde lo colectivo

Y cuando miro mi propia experiencia, mi propio camino, no puedo dejar de pensar que esas ideas —esas que hablan de crear desde lo propio, de transformar desde lo colectivo, de construir dignidad sin pedir permiso— hoy también las veo vivas en espacios como GOYN.

Porque más allá de los programas o proyectos, lo que realmente me inspira de GOYN es su forma de estar, de acompañar, de creer en las juventudes desde lo real, desde lo local, desde lo posible.

GOYN entiende que el verdadero cambio empieza en el barrio, en la comunidad, en la esquina donde un grupo de jóvenes decide hacer algo distinto.

Y lo hace apostando con lo que para mí es la clave de todo esto: escuchar antes de hablar, confiar antes de imponer, construir redes antes que estructuras.

Porque al final, de eso se trata.

De crear desde lo que somos.

De transformar desde donde estamos.

De entender que los procesos más potentes no vienen de afuera. Vienen de adentro.

Eso es lo que veo, lo que vivo y lo que quiero seguir creyendo.

Que el impacto real está ahí: en las ideas que nacen de lo cotidiano, en los proyectos que cuidan lo local, en las redes que se tejen desde la confianza y el trabajo colectivo.

Porque los cambios que más duran no son los que llegan desde lejos. Son los que construimos juntas, juntos, desde lo propio y para lo nuestro.

Y ese, para mí, es el presente que quiero habitar.

Y el futuro que quiero ayudar a crear.

Es plataforma digital libre y accesible que sirve como una herramienta de información y colaboración entre las juventudes y las instituciones para la empleabilidad en la CDMX

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