Por Santino Matías Im
Estudiante de 4° semestre de la Carrera de Ingeniería
en tecnologías computacionales – TEC Monterrey
Durante mi vasta experiencia como estudiante en México y más específicamente mis vivencias como un universitario, he podido identificar muchas cosas acerca de las características sociales que diferencian a cada institución educativa para avalarla como una entidad única y singular. Ya sea el factor de revolución social que se predica en las comunidades de muchas universidades, las manifestaciones como medio de protesta, o algunos otros factores diferenciales como el respeto y cuidado por el medio ambiente. Aunque en mi entorno escolar eso no se ve representado por los alumnos muy a menudo, hay una característica que pareciera casi inherente en gran parte de la comunidad estudiantil de mi plantel educativo: el espíritu emprendedor.
En mi camino como estudiante, previamente preparatoriano y actualmente universitario, en el Tecnológico de Monterrey campus Santa Fe, pude notar que frecuentemente esta institución es criticada por algunas concepciones generales del privilegio que ostentan los alumnos de esta escuela, y aunque una parte de esas críticas son sustentadas por argumentos empíricos, debo decir que la fuerte incidencia que los alumnos tienen con el mundo de los negocios (sin necesidad de estudiar algo relacionado a ese campo) y el emprendimiento, es algo fascinante y abre las puertas a que los propios jóvenes sean los encargados de abrirse las puertas al mundo laboral, sin necesidad de tener una experiencia previa o algún trabajo que avale sus habilidades.
Para ejemplificar y explicar esto con hechos reales, me basaré en los proyectos y mis experiencias en mi campo de estudio, las ingenierías en tecnologías computacionales y carreras STEM.
Con la saturación del mercado laboral global de los puestos de trabajo que involucran estudios en las ramas mencionadas, los jóvenes hoy en día se enfrentan a un panorama complicado y difícil de acceder con nula o poca experiencia. Ya sea por falta de oportunidades profesionales en el campo de las ciencias computacionales o un requerimiento de experiencia profesional que no corresponde con el salario dado ni el puesto ofrecido.
A pesar de todos estos factores mencionados en contra del desarrollo profesional de los iniciantes en las STEM, los jóvenes pertenecientes a la comunidad escolar del Tec de Monterrey, han logrado dar con una respuesta que resuelve todos estos problemas: El emprendimiento, que permite crear oportunidades laborales propias, con un bajo o nulo costo inicial, con proyectos escalables que pueden servir como catapulta para construir soluciones basadas en el uso de la ingeniería de software y que puedan servir para posteriormente acceder a mejores puestos de trabajo o seguir con su desarrollo.
Para ejemplificar un poco este apartado, tengo dos instancias en las que el junte de los conocimientos de ingeniería de software y la perspicacia para generar ideas y modelos de negocio viables, se unieron para generar emprendimientos que sirven como el primer contacto de los jóvenes con el mundo laboral por sus propios medios.
El primer ejemplo es un emprendimiento, que actualmente se está expandiendo para lograr un impacto a nivel nacional. El proyecto es llamado “Delta Dinámica” y funge como un mediador entre personas que buscan trabajo en la plataforma de Uber, que no poseen un vehículo personal, y una empresa que es capaz de proveer los vehículos a su disposición, permitiéndoles pagar el vehículo a medida que trabajan y generan ingresos para ellos mismos.
Este proyecto es sumamente interesante y aunque se necesitó de la participación y aportación monetaria de muchas partes, es una idea fresca y que no está vista en México, por lo que es una oportunidad que, con el desarrollo y manejo correcto, puede llegar a muy buen puerto, y todo gracias a la idea y habilidad de diseño de software de un estudiante de segundo año de la carrera.
El segundo proyecto, y aunque todavía esté en fases iniciales, es de parte mía y de un compañero de carrera. Este emprendimiento es llamado “Questoria” y es una plataforma educativa dirigida hacia personas de todas las edades que buscan expandir sus conocimientos generales y de temas específicos. La interfaz es similar a la de un videojuego, el cual provee interacción con personajes históricos que serán los que guíen el aprendizaje y un diseño limpio y ligero a la vista. El proyecto, al final de su desarrollo, será escalable y descargable como una aplicación cualquiera, lo que nos permite ir un paso más allá de los conocimientos que adquirimos de las clases y enriquecer nuestro portafolio de evidencias con un proyecto útil e innovador.
Más allá de los estudiantes, también el entorno de los profesores que nos rodea representa una oportunidad grande para nuestro desarrollo profesional.
Apoyándonos con consejos desde sus perspectivas profesionales y educativas, brindándonos sesiones de asesorías para evaluar dudas externas de las clases y demás tipo de acciones que ayudan a los alumnos que se atreven a dar el paso al mundo del emprendimiento para hacerlo un poco más sencillo y accesible desde su apoyo.
Tomando en cuenta todo lo previamente mencionado, mi visión acerca de la cultura estudiantil y profesional del Tec de Monterrey se vio muy positivamente impactada, dándome una visión más optimista e incluso motivacional de mi futuro como ingeniero de tecnologías computacionales. Entrar al mundo laboral con la seguridad de que puedes trabajar colaborativamente con otras personas, realizar proyectos de gran impacto y habiendo desarrollado muchas habilidades en el transcurso, tiene un valor increíblemente grande en el mundo laboral actual.
Finalmente me gustaría cerrar mencionando que muchos proyectos que actualmente destacan en el mundo nacieron por emprendimientos realizados por estudiantes universitarios como cualquiera de nosotros que se encuentra cursando alguna carrera profesional ahora mismo. Aunque esta cultura emprendedora se geste con mayor frecuencia en mi institución, debemos trabajar para que los jóvenes de todo el país desarrollen sus propios proyectos e ideas y sean fuertemente respaldados por los docentes de sus respectivas instituciones, para asegurar el éxito y la viabilidad de sus proyectos.