- Miembro de -

EXPERIENCIAS:

El cuidado como derecho: un paso firme hacia la justicia social y la igualdad en México

Autor:

Águeda Ale Valdés
Águeda Ale Valdés

Acerca de

Regidora en el Ayuntamiento de Monterrey, Nuevo León (2021-2023). Coordinadora de la comisión para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres, donde impulsó y se aprobó el primer reglamento de acceso a una vida libre de violencia para las mujeres en Monterrey. Egresada de la Licenciatura de Ciencia Política (2007-2011) por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM). Maestría en Responsabilidad Social por la Universidad Anáhuac del Norte (2012-2014) y maestría en Políticas Públicas (2015-2017) por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Realizó un Seminario en Administración Municipal por la Escuela Nacional de posgrado en Gobierno y Política Pública (ITESM). Cuenta con un Certificado de lucha contra la pobreza por la One World University of Mozambique con estancia de 1 año en Dinamarca y 6 meses en Guinea-Bissau, África. Su experiencia se ha enfocado en las áreas de Responsabilidad Social y proyectos sociales. Trabajó en la Cámara de Diputados en la LIXV y en la LXII Legislatura centrándose en el análisis de iniciativas y trabajo legislativo. Fue Gerente de Relaciones Públicas en la Lotería Nacional para la Asistencia Pública donde implementó un plan de Responsabilidad Social Corporativa logrando obtener el distintivo de empresa promotora de la RSE e institucionalizar el voluntariado corporativo. Fue coordinadora de proyectos sociales en el H. Ayuntamiento de Veracruz donde implementó programas dentro de los polígonos de pobreza y delincuencia. Fundadora de la Fundación Alfonso Ale, AC, asociación civil que apoyaba al mujeres e infancias en temas de empoderamiento y cultura de paz.

Publicaciones del autor:

Comparte esta publicación:

Autor:

Águeda Ale Valdés
Águeda Ale Valdés

Acerca de

Regidora en el Ayuntamiento de Monterrey, Nuevo León (2021-2023). Coordinadora de la comisión para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres, donde impulsó y se aprobó el primer reglamento de acceso a una vida libre de violencia para las mujeres en Monterrey. Egresada de la Licenciatura de Ciencia Política (2007-2011) por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM). Maestría en Responsabilidad Social por la Universidad Anáhuac del Norte (2012-2014) y maestría en Políticas Públicas (2015-2017) por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Realizó un Seminario en Administración Municipal por la Escuela Nacional de posgrado en Gobierno y Política Pública (ITESM). Cuenta con un Certificado de lucha contra la pobreza por la One World University of Mozambique con estancia de 1 año en Dinamarca y 6 meses en Guinea-Bissau, África. Su experiencia se ha enfocado en las áreas de Responsabilidad Social y proyectos sociales. Trabajó en la Cámara de Diputados en la LIXV y en la LXII Legislatura centrándose en el análisis de iniciativas y trabajo legislativo. Fue Gerente de Relaciones Públicas en la Lotería Nacional para la Asistencia Pública donde implementó un plan de Responsabilidad Social Corporativa logrando obtener el distintivo de empresa promotora de la RSE e institucionalizar el voluntariado corporativo. Fue coordinadora de proyectos sociales en el H. Ayuntamiento de Veracruz donde implementó programas dentro de los polígonos de pobreza y delincuencia. Fundadora de la Fundación Alfonso Ale, AC, asociación civil que apoyaba al mujeres e infancias en temas de empoderamiento y cultura de paz.

Publicaciones del autor:

Redes del autor:

Website:

Comparte esta publicación:

Twitter
Facebook
WhatsApp
Telegram

Suscríbete al newletter
de JuventudES:

Por Águeda Ale Valdés

Impulsora del Sistema de Cuidados en Monterrey, NL.

El 7 de agosto de 2025, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) reconoció por primera vez el cuidado como un derecho humano autónomo. Este hecho no es solo una reforma jurídica: es un avance histórico que redefine la manera en que concebimos la justicia social, la igualdad de género y el desarrollo económico. Este logro marca un antes y un después en la vida de millones de personas, especialmente de mujeres, que durante décadas han sostenido la economía y el tejido social a través de su trabajo de cuidado, casi siempre invisible y no remunerado.

Es un paso más para transitar del deber adquirido a la política pública. Cuidar, ser cuidado y poder cuidarse son ahora reconocidos como derechos. No favores, no responsabilidades “familiares”, no compromisos morales. Derechos humanos.

Se reconoce que cuidar no es amor romántico, es trabajo sostenido. Reconocer el cuidado como un derecho implica asumir que no es un asunto individual, sino una responsabilidad colectiva y del Estado. Significa entender que cuidar a las infancias, una persona mayor o una persona con discapacidad es tan vital para el país como construir carreteras o impulsar la inversión extranjera. Es un motor para la igualdad y la economía.

En nuestra cultura, el cuidado ha sido tratado como un deber privado, asociado a la familia —y casi exclusivamente a las mujeres—. Esta visión no solo ha sobrecargado a las personas cuidadoras, sino que ha perpetuado desigualdades estructurales, limitando su participación en la educación, el empleo y la vida pública.

Las cifras son contundentes: según el INEGI, el valor económico del trabajo no remunerado de cuidados equivale al 24% del PIB. Incorporar este trabajo a la agenda pública no solo dignifica a quienes lo realizan, sino que abre la puerta a políticas que promuevan la corresponsabilidad social y de género.

La infraestructura de cuidados —centros de atención infantil, servicios para personas mayores, licencias parentales equitativas— no es un gasto, sino una inversión con retorno garantizado. Permite que más mujeres accedan al mercado laboral, aumenta la productividad y genera empleos formales en el sector.

Celebrar este reconocimiento es celebrar que nadie debe elegir entre cuidar y vivir su propio proyecto de vida. Es afirmar que el cuidado no es caridad ni favor, sino un derecho exigible que debe garantizarse con calidad, accesibilidad y equidad.

¿Qué implica esto para México?

Este reconocimiento internacional debe obligar al Estado mexicano a dejar de mirar para otro lado. No basta con discursos; se necesitan sistemas nacionales de cuidados con presupuesto, con infraestructura, con corresponsabilidad pública y privada.

Defender el cuidado como derecho es defender un país más justo, competitivo y humano. No se trata solo de reconocer a quienes cuidan; se trata de construir un México donde todas las personas tengan la oportunidad de ser cuidadas y de cuidar sin sacrificar su bienestar ni sus sueños.

El reto que sigue, que este reconocimiento no quede en papel. Que se traduzca en leyes, en instituciones, en presupuesto. Que las mujeres dejen de cargar solas con la responsabilidad de cuidar a México. Que ser madre, hija, hermana o vecina no sea sinónimo de agotamiento crónico.

Es plataforma digital libre y accesible que sirve como una herramienta de información y colaboración entre las juventudes y las instituciones para la empleabilidad en la CDMX

Más publicaciones de Águeda Ale Valdés:

Más publicaciones de Águeda Ale Valdés: