Por Estefanel Gutiérrez Pérez
Concejal de Barranquilla
Hablar de juventud hoy supone un imaginario de energía, de entereza y de muchas ganas para seguir construyendo una sociedad mejor. Significa, también que los y las jóvenes se han convertido en generadores de esperanza, incluso para generaciones diferentes que hoy miran con admiración todos los logros que la juventud ha conseguido.
Las dinámicas sociales se mueven y avanzan a pasos agigantados, las formas de ver la ciudad y el futuro de la misma, cada vez se hacen más exigentes e integran puntos de vista que requieren de un compromiso serio para satisfacer las demandas de una población juvenil que requiere constantemente la búsqueda de espacios de participación para que su voz sea escuchada.
Escucho a diario esas voces juveniles en las calles, en los barrios, como el caso de Flawer Restrepo, un pelao de Barlovento, que vio en la educación una oportunidad para sacar su familia adelante, y los cuestionamientos, las preguntas, las dudas terminan siendo las mismas: “¿Cómo hacemos para que nos contraten si no tenemos experiencia?”, “Nos toca trabajar en algo distinto a lo que estudiamos porque apenas nos graduamos”, “No nos pagan bien”, “¿Quién apoya a nuestros emprendimientos?”. Este escenario plantea unos retos importantes como líderes sociales y políticos para colocar nuestras competencias en función de la búsqueda de soluciones a las preocupaciones del joven de hoy.
En Barranquilla, en los años recientes se han venido haciendo esfuerzos por lograr abrir espacios para que los jóvenes encuentren cómo canalizar todo su potencial y preparación.
Basta con conocer cómo en Barranquilla se ve reflejado en cifras como las del Dane en su más reciente Gran Encuesta Integrada de Hogares que, para temas de empleabilidad, el número de jóvenes ocupados, entre 15 y 28 años, sigue subiendo alcanzando un 45.7%. Se trata de 212.953 pelaos los que estaban trabajando en la ciudad durante el último trimestre del año pasado, pero a la tarea aún le queda pendiente vincular a más de 40.171 jóvenes que hoy se encuentran desocupados, esto sin contar todos aquellos que quedan por fuera de las mediciones oficiales.
Estos últimos están ávidos por ser visibilizados, y que si bien se reconoce que los esfuerzos no han sido suficientes, de ahí nace la motivación al compromiso de impulsar estrategias y proyectos para nuestros pelaos. Y precisamente dentro de esas ideas para lograr eficiencia en los temas relacionados con la juventud, se ha planteado en diversos escenarios el hecho de poder contar con una entidad dedicada y exclusiva, que priorice y vele por las necesidades específicas de los jóvenes. Esos mismos que ya no comen cuento ante un Plan de desarrollo que esperan que sea vinculante, ante un Concejo que los respalde, ante una bancada Caribe en el Congreso que no se haga el de la vista gorda y ante un Gobierno Nacional que no los invisibilice.
El mercado laboral para los jóvenes en Barranquilla presenta indicadores alentadores, según datos recientes del Dane. Estos indicadores positivos reflejan un entorno propicio para la inserción laboral de esta población en la ciudad. Sin embargo, a pesar de estas buenas noticias, aún existen desafíos importantes que deben abordarse para garantizar que tengan oportunidades equitativas y justas en el mercado laboral.
La participación de los jóvenes en la vida política y social de la ciudad es esencial. Su inclusión en la toma de decisiones y en la formulación de políticas garantiza que se aborden sus necesidades e inquietudes de manera efectiva. Los jóvenes tienen un papel crucial que desempeñar en la construcción de una sociedad más justa e inclusiva, y es necesario que se les brinde el espacio y el apoyo necesario para que puedan hacerlo.
Desde la administración local, es fundamental considerar a la juventud como un eje prioritario en las políticas públicas. Esto implica no solo garantizar su participación en la vida política y social, sino también crear programas y proyectos que respondan a sus necesidades específicas, como acceso a la educación de calidad, oportunidades de empleo digno y espacios para el desarrollo de sus habilidades y talentos.
Es importante reconocer que los jóvenes son una fuente de inspiración y cambio en la sociedad. Ya no son solo el futuro, como se ha dicho comúnmente, sino que son el presente, con la capacidad y la voluntad de construir su propio futuro. Es necesario que se reconozca y se valore esta contribución de ellos, y que se les brinde el apoyo y los recursos necesarios para que puedan alcanzar su máximo potencial y contribuir de manera significativa al desarrollo de Barranquilla y del país en general. Los jóvenes deben inspirar a otros jóvenes a participar activamente en la sociedad y a involucrarse en la construcción de un futuro mejor para todos.
Nuestros más de 400.000 pelaos que hay en Barranquilla, son los que hoy nos ponen la tarea y somos nosotros como sociedad los que debemos cumplirles. Estamos en mora.
¿Te sumas?
Somos los pelaos del barrio.