El año 2024 se vislumbra como un momento crucial para la vida democrática de nuestro país. El 2 de junio, millones de ciudadanos saldrán a las urnas para elegir a 19,634 funcionarios locales y 629 cargos federales, incluida la Presidencia de la República. En medio de la agitación política actual, recae sobre nosotros, como ciudadanos, la responsabilidad de convertir el día de la elección en una celebración cívica, pacífica y sin contratiempos. Esto debe ser una demostración clara de que en una democracia, los verdaderos tomadores de decisiones somos los electores.
Nuestro voto no solo determinará quiénes ocuparán los cargos públicos, también nos brindará la oportunidad de presentar nuestra agenda para su inclusión en los planes gubernamentales. El verdadero desafío reside en establecer una relación efectiva entre los ciudadanos y las autoridades, abordar los desafíos de manera innovadora y reconstruir un clima de diálogo y debate sereno y reflexivo. Es esencial construir acuerdos que trasciendan las divisiones y permitan que todos contribuyamos a encontrar soluciones para el país. No se trata simplemente de respaldar a los candidatos ganadores, sino de establecer compromisos mutuos que se cumplan en un ambiente de colaboración y corresponsabilidad. Es crucial superar los dogmas y entender que la situación actual del país requiere retomar la senda democrática e incluso impulsar un nuevo Pacto Federal en un clima de civilidad.
Una vez en el gobierno o en una cámara legislativa, es prioritario privilegiar el diálogo y unir esfuerzos e inteligencia de los diversos actores, tanto a nivel local como macro, en la formulación de políticas públicas. Hay que reconocer que el respaldo de la sociedad puede impulsar cambios y transformaciones esenciales. Según el Estudio Nacional de Opinión Pública en Jóvenes realizado por la organización civil México Elige (febrero, 2024), el 84.4% de los jóvenes entre 18 y 24 años y el 87.8% de entre 25 y 39 años creen que sí pueden generar un cambio en la política actual si participan activamente.
En este contexto electoral, es fundamental construir puentes con los candidatos para empoderar a los jóvenes y asegurar su participación integral en el rumbo del país. La historia nos enseña que la juventud ha sido impulsora de cambios de paradigmas a lo largo del tiempo, desde movimientos estudiantiles hasta presiones sociales para exigir justicia y cambios en las políticas públicas. Según el mismo estudio, el 70.3% de los jóvenes entre 18 y 24 años y el 62.7% de entre 25 y 39 años no han participado en marchas o protestas para expresar sus opiniones políticas.
A pesar de esto, los partidos y los aspirantes aún no han logrado conectar de manera efectiva con este sector de la población, a pesar de su naturaleza rebelde y crítica. El estudio también revela que el 51.43% de los jóvenes entre 18 y 24 años y el 54.6% de entre 25 y 39 años no cree que los políticos representen adecuadamente los intereses de los jóvenes en México.
Es esencial que los jóvenes continúen involucrados en la práctica de valores democráticos y participen en las deliberaciones en espacios institucionales para contribuir a la solución de los temas que les interesan. El 55.3% de los jóvenes entre 18 y 24 años y el 57.7% de entre 25 y 39 años no ha participado en debates/discusiones políticas en redes sociales. Además, el 69.1% de los jóvenes entre 18 y 24 años y el 66.4% de entre 25 y 39 años consideran que debería haber más jóvenes (20-39 años) en cargos políticos.
En la Plataforma, destacamos la energía de los jóvenes, quienes nos muestran cómo superar sus situaciones personales y contribuir al abordaje de los problemas sociales, convirtiéndose en actores clave en la formulación de políticas públicas. En la sección Voces, los jóvenes oportunidad comparten sus vivencias y propuestas sobre cuatro temas fundamentales en la agenda pública de empleabilidad. En la sección experiencias, se presenta la riqueza del proceso colaborativo para la incidencia colectiva. Además, hemos creado una nueva sección llamada “Jóvenes en el mundo”, donde vemos cómo la agenda de los jóvenes oportunidad y la búsqueda de alternativas en esta generación no conocen fronteras. Observamos que muchas perspectivas juveniles coinciden, así como políticas públicas que generan un impacto positivo, y nos esforzamos por darles visibilidad.
La gran apuesta de los jóvenes oportunidad radica en participar en diversos ámbitos sociales, económicos, culturales y políticos, reconociendo que son agentes activos para la construcción de una vida digna. En conclusión, la participación activa de los jóvenes en la vida democrática es esencial tanto para su desarrollo individual y colectivo como para la construcción de una sociedad justa y equitativa.